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70 personas resultaron heridas en el rodaje de esta película

11 años después, "El gran rugido" vuelve a las pantallas y sigue siendo uno de los clásicos de culto más caóticos del cine.
El león Togar tras una pelea en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

El mes pasado se estrenó en EE UU la película húngara White God, que presenta una metáfora moderna de la opresión de clases donde los humanos acaban siendo perseguidos por caninos. Se hace un uso magistral de recursos bajo la dirección de Kornel Mundruczo y los animales que aparecen en la cinta recibieron la graciosa Palma del Perro, que se entrega en el Festival de Cannes al animal o animales con la mejor actuación. Sin embargo, no todos los proyectos cinematográficos que cuentan con el protagonismo de animales se desarrollan con tanto éxito Esta semana, Drafthouse Films ha lanzado el reestreno de El gran rugido, la película del 1981 con uno de los rodajes más peligrosos y sangrientos de la historia del cine.

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La historia nace de una pareja muy peculiar formada por la actriz de Los pájaros, Tippi Hedren, y su marido, Noel Marshall, productor de El exorcista, que se estrenó como director en esta cinta para no volver a repetir jamás. Al parecer, la tarea de dirigir a un zoológico de decenas de leones, tigres, pumas, chitas y dos elefantes no amaestrados resultó tan alocada que se le quitaron las ganas de volver a intentarlo.

ROAR [Theatrical trailer] In theaters this April! de Drafthouse Films en Vimeo.

El proyecto sigue en 1969, cuando Marshall fe a visitar a Hedren mientras se encontraba rodando Satan’s Harvest en África y ambos aprovecharon para pasarse por unas reservas de animales salvajes que se encontraban cerca del plató. Durante un viaje a Mozambique presenciaron un verdadero espectáculo al encontrar la casa abandonada de un guarda forestal que había sido tomada por una manada de leones que la habían convertido en su guarida. La pareja se iluminó y de ese viaje nació la base de la película.

Los leones contemplan la escena desde el tejado en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

Imaginaron un drama protagonizado por defensores de los animales y basado en unos animales que perdían sus hábitats naturales, que rodarían en California en su rancho a unos 65 kilómetros al norte de Los Ángeles. Marshall se encargó de escribir el guion sobre un zoólogo (que él mismo representó) que vive entre leones temiendo por su seguridad ante los cazadores furtivos y el gobierno, mientras que a Hedren y a sus hijos, una jovencita Melanie Griffith, Jerry Marshall y John Marshall, les tocó dar vida a la familia del zoólogo, que vivían forzados a ahuyentar a los animales salvajes cuando se les acercaban demasiado.

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El director de fotografía Jan de Bont sufrió el zarpazo de un león en la cabeza durante el rodaje de “El gran rugido”. Tras recibir más de 120 puntos de sutura, acabó de rodar la película. De la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

Lo que en principio se predijo que sería un rodaje de seis meses con una producción que no llegaba a los 3 millones de euros acabó alargándose a cinco años y costando más de 15 millones (de los cuales gran parte fue financiada por los propios Hedren y Marshall), puesto que la realidad de filmar una historia con leones como coprotagonistas pronto se hizo patente. Marshall y su equipo (incluyendo el director de fotografía y futuro director de Twister, Jan de Bont) no tuvieron otra que filmar las escenas al estilo documental, cubriendo la acción con hasta ocho cámaras Panavision de 35 mm. Algunas de las escenas, como en la que se ve a Marshall conduciendo un todoterreno con dos leones montados en la parte trasera, requirieron hasta dos semanas de ensayo diario.

Hank (Noel Marshall) lleva de paseo a dos leones en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

También quedó claro que los animales tenían una tendencia repetida a atacar a los actores y miembros del equipo de rodaje, lo que ralentizaba la filmación de cada escena. Quedaron documentados más de 70 ataques. Jan de Bont recibió el zarpazo de un león en la cabeza, por el que tuvo que recibir 120 puntos de sutura; Noel Marshall recibió diversos mordizcos, a menudo mientras representaba su papel, y acabó hospitalizado con gangrena; Hedren se rompió una pierna durante la filmación de una escena con el elefante Timbo y sufrió también una herida que más tarde derivó en una gangrena negra, tal y como descubrió nada menos que durante una visita a Jerry en el hospital. Y la lista sigue y sigue. También en cámara queda documentada una terrible herida que sufrió Melanie Griffith durante el rodaje de una escena donde se la ve recostada sobre la garra de un león, por la cual tuvo que pasar por el quirófano para recibir cirugía plástica facial.

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Jerry (Jerry Marshall) escapa de una panda de tigres en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

Incidentes como estos han situado a la película en un incómodo terreno de aceptación, mientras que algunos miembros del reparto y del equipo de rodaje hablan abiertamente sobre los percances sufridos en la película, otros, como Melanie Griffith, no quieren ni oír hablar de ella. Durante el rodaje se sugirió incluso que, debido a la implicación de Noel, la producción se había visto afectada por la mítica “maldición de El exorcista”, y hasta cierto había razones para pensar así.

La distribución también tardó otra media década y El gran rugido finalmente acabó estrenándose en el 1981 con una recaudación de menos de 2 millones de euros. Pero este resultado no sorprende, sin la terrorífica historia de fondo, la película no es más que un desastre chapucero aunque en ocasiones resulte emocionante.

Unos leones siembran el pánico en la casa familiar en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

Tras su estreno, la película fue calificada de "comedia feroz”, dejando claro que Marshall había fracasado en su intento de hacer un drama serio. En cada escena se percibe que los actores intentan actuar de forma natural mientras llevan a cabo una lectura forzada del guion, que se ve entorpecida por el hecho de que cada segundo de rodaje está amenazado por un ataque real, que acaba haciendo que el espectador se vuelva majareta temiendo por la seguridad de los actores.

Hank (Noel Marshall) recibe un “beso” de uno de los leones en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

Algunos ya conocíamos el mundo excéntrico en el que vivían Marshall, Hedren y sus hijos durante el rodaje de El gran rugido en la década de los 70. Una curiosa sesión de fotos de LIFE Magazine nos muestra a Melanie Griffith y a su familia conviviendo en su casa de Beverly Hills con Neil, un león adulto que adoptaron como mascota después de que un domador les propusiera la idea. Más tarde, acogieron siete leones más en su casa hasta que sus vecinos se quejaron del ruido, el olor y de la amenaza a su seguridad en general.

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Madelaine (Tippi Hedren) se despierta al notar los lametazos de una pantera negra que chupa la miel sobre su rostro en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

A simple vista, la historia que se esconde tras El gran rugido revela una familia “chiflada” con unas intenciones puras, sin tener en cuenta si todos los miembros de la familia comparten dicha causa, y que reta a la muerte día tras día a favor del cine. Sin embargo, estas intenciones derivaron en la fundación sin ánimo de lucro The Roar constituida por Hedren, que todavía sigue operativa. En cuanto a la propia película, El gran rugido ha quedado como un resplandor de las llamas de la ambición y un documento fascinante de las brasas que quedaron a su paso.

Madelaine (Tippi Hedren) and Hank (Noel Marshall) contemplan el atardecer con uno de los leones en la película de Drafthouse Films “El gran rugido”. Cortesía de Drafthouse Films.

Entra en drafthousefilms.com/film/roar para ver las fechas de proyección de la película.

Traducción de Rosa Gregori.

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