Lágrimas de tristeza y alegría vistas bajo microscopio

Los humanos lloramos por un millón de razones distintas. En ocasiones, no podemos reprimir una lágrima cuando por fin llega el beso al final de una película, pero también podemos llegar a llorar con la misma facilidad cuando alguien nos hace morir de risa, al cortar una cebolla o por ningún motivo aparente, si somos mujer y estamos con la regla. La ciencia respalda la idea de que al igual que la gente puede llorar por una serie de razones diferentes, nuestras lágrimas pueden categorizarse dentro de tres grupos distintos según sean basales, reflejas y emocionales.

Las lágrimas basales se limitan a lubricar el ojo para mantenerlo libre de polvo. Las reflejas, como su nombre indica, son una reacción puramente física a la presencia de irritantes externos, como el gas pimienta o las anteriormente mencionadas cebollas, y las lágrimas emocionales son las más corrientes y son una respuesta natural a un sentimiento que puede ir desde la rabia hasta el placer o el estrés. Pero aunque esta clasificación nos pueda parecer lo suficientemente clara para expresar la variedad de nuestras lágrimas, el fotógrafo danés Maurice Mikkers ha querido ir más allá y ha demostrado a través de su trabajo que cada lágrima es todo un mundo.

Tras estudiar los diferentes tipos de lágrimas que crea el ser humano, Mikkers decidió que quería observarlas más de cerca y empezó un pequeño experimento. Invitó a un grupo de amigos a una pequeña fiesta de llantos, y permitió a sus invitados que escogieran entre los diferentes mecanismos que provocan el llanto: cortar cebollas, comer pimientos picantes, dirigir la mirada hacia un ventilador o producir lágrimas auténticas a partir de un momento de felicidad o tristeza. A continuación, el fotógrafo recogió esas lágrimas y las colocó cada una de ellas sobre una lámina para dejarlas cristalizar, y finalmente fotografió cada gota con un potente microscopio. Los resultados, que puedes ver aquí abajo, son más que sorprendentes.

Resulta que cada una de las lágrimas cristalizadas parece un copo de nieve, con un aspecto y estructura completamente diferente. Las imágenes se asemejan más a una medusa congelada flotando sobre un mar oscuro que a algo que un ser humano sea capaz de producir. Tienen un aspecto asombroso y extrañamente fantasmal, como si fuera algo de otro mundo que a la vez nos parece personal.

Mikkers pretende seguir expandiendo su actual colección de lágrimas, esperando algún día poder compartir esta experiencia con más gente organizando una exposición en vivo donde pueda mostrar a la gente de forma inmediata la increíble belleza que esconden nuestros propios sollozos. En su blog Medium, el fotógrafo apunta: “Aunque no encuentre una diferencia científica entre ellas ni llegue a ninguna conclusión, para mí este proyecto consiste en enseñar a los voluntarios la belleza de sus propias lágrimas”.

Aquí puedes ver la colección completa de lágrimas de Maurice Mikkers. Aquí encontrarás su página web, y también puedes seguir al fotógrafo en Facebook, Instagram y Twitter.

Traducción de Rosa Gregori.

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