Como anticipo de una misión a Marte el 2003, Damien Hirst colocó uno de sus famosos cuadros de puntos a bordo de la sonda espacial Beagle 2. Tras su lanzamiento el 19 de diciembre desde la nave Mars Express, la NASA perdió la comunicación con la sonda, dejando a los científicos presumiendo que se había destruido a su llegada. Sin embargo, la semana pasada la mirada experta de la nave Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA captó una imagen del robot perdido, al advertir un diminuto punto brillante descansando sobre la polvorienta superficie del planeta rojo. Dentro de él, la pintura de Hirst estaba intacta, todavía a la espera de que viniera un marciano a descubrirla.
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"¡Son muy buenas noticias!”, dijo Hirst tras conocer la noticia, “No puedo creer que el Beagle 2 haya estado por ahí afuera todo este tiempo y que uno de mis cuadros esté en Marte. ¡Es alucinante! Me hace pensar que Colin [Pillinger, el último científico a los mandos de la misión] debe de estar mirándonos desde arriba con una sonrisa y que todavía mantiene el control sobre ello".La pintura no estaba destinada a actuar únicamente como embajador estético, sino que funcionaba también como una tabla de calibración que los científicos desde la Tierra podían utilizar para asegurarse de que el equipamiento de la sonda estaba funcionando. Los pigmentos utilizados por Hirst fueron cuidadosamente seleccionados para que fueran capaces de resistir las condiciones intensas del espacio. "Ni en mis sueños más salvajes habría imaginado que podría crear una obra destinada a viajar al planeta rojo", explicó Hirst en una rueda de prensa el 2002, “pero las pinturas de puntos se ajustan a las necesidades de este proyecto, y como artista quieres que todo lo que haces resulte útil a algún nivel". A bordo también viajaba una grabación etérea de Blur.
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