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Esta araña de contadores Geiger funciona como un visualizador de datos oscuros

Cuatro años después del desastre de Fukushima, Phillip Stearns hace que tomemos conciencia de la radiación con su obra artística.
Imágenes cortesía del artista

La semana pasada se cumplieron cuatro años desde el accidente nuclear en Fukushima Daiichi, pero la radiación resultante todavía permanece en los cuerpos, la tierra y la mente de los afectados. El desastre también dejó huella en el artista Phillip Stearns, que lo utilizó para diseñar su proyecto A Chandelier for One of Many Possible Ends [una araña para uno de los muchos fines posibles], que es exactamente una araña del tamaño de una habitación construida a partir de contadores Geiger y luces LED parpadeantes.

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"La araña es una especie de campanilla de viento japonesa cósmica, en el sentido de que responde a la radiación presente en su entorno inmediato", explica Stearns a The Creators Project. Cuando los contadores Geiger detectan radiación, las luces parpadean y un sonido avisando de peligro se apodera de la habitación. Esto sucede mucho más a menudo de lo que podríamos pensar, puesto que la radiación no procede únicamente de los reactores nucleares, según explica Stearns: "hay un flujo continuo de partículas radioactivas que viajan entre nosotros e interactúan con la materia".

La "lamparita de viento cósmica" es también un barómetro único en el mundo para medir radiaciones dañinas. La descripción del proyecto nos revela su función como visualizador de datos mortales: "Una fuente de radioactividad lo suficientemente fuerte para hacer que la instalación permaneciera iluminada sería fatal para cualquier organismo vivo presente en la sala, igual como en el caso de una catástrofe nuclear".

Sin embargo, Stearns deja claro que su proyecto no se muestra pesimista ante la relación de la humanidad con la radiación. Por el contrario, transmite esperanza, a pesar de los hechos alarmantes. De su investigación en Fukushima extrajo información sobre la radiación que ocurre de forma natural, parte de la cual procede del espacio y el resto se produce en la Tierra mismo.

"Al reflexionar sobre la tragedia, siempre volvía al punto en el que en medio de todo el dolor, todavía había esperanza", dice. "Intenté crear un espacio para contemplar los impactos, tanto positivos como negativos, que tiene el uso que hace la humanidad de las tecnologías nucleares, y que sirviera para recordar el hecho que la radiactividad es ubicua, siempre presente y esencial. En cuanto a nuestra propia concienciación, todavía hay mucho que hacer".

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La obra de Phillip Sterns se podrá visitar en el centro de arte Burchfield Penney en Buffalo, NY, hasta el 29 de marzo. Para más información, visita la .

Traducción de Rosa Gregori.

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