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Este tipo se pasó 48 horas en realidad virtual

Thorsten Wiedemann pasó dos días en varias realidades virtuales y aquí te contamos cómo le fue.
Thorston Wiedemann en "Disconnected". Cortesía de los artistas

Tras décadas de sueños rotos, la realidad virtual parece que está cumpliendo su promesa. El hardware y software por fin están llegando con los cascos de Oculus Rift y Samsung Gear (todavía sin poder reprimir los mareos), y varios son los artistas, diseñadores de videojuegos, cineastas y otros creativos que consiguen crear obras interesantes con ella. Pero además de todo esto, hay ciertos individuos como Mark Farid que están dispuestos a comprobar cuánto tiempo es capaz de vivir un ser humano dentro de la realidad virtual, tanto por la performance como por la hazaña de resistencia.

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Como era de esperar, dadas las ambiciones de Farid, todavía no ha conseguido su reto de vivir 28 días dentro de la realidad virtual, pero Thorsten Wiedemann, fundador y director artístico del festival A MAZE, hace poco sí que estuvo 48 horas sumergido en diversos mundos de realidad virtual en el Game Science Center de Berlín. La performance de Wiedemann y Sara Lisa Vogl, codiseñadora de Lucid Trips, fue bautizada como Disconnected e incluyó diversos mundos, ambientes y rutinas de programación.

Cortesía de los artistas

Wiedemann explica a The Creators Project que Disconnected no fue una prueba de resistencia. Wiedemann y Vogl predicen que en el futuro —en el 2026, para ser exactos— mucha gente pasará gran cantidad de tiempo dentro de la realidad virtual, y para estos futuros usuarios no se tratará de una prueba de resistencia, sino de la libertad de poder sumergirse en otros mundos todavía por descubrir, además de experimentar nuevas formas de arte, métodos educativos y otras cosas similares.

“[En el 2026], será normal saltar a la realidad virtual para encontrarte con tus amigos internacionales en salas sociales de realidad virtual y vivir locas aventuras con ellos”, dice Wiedemann. “Pero un viaje largo seguirá siendo algo especial y podría entenderse como una experiencia de drogas bajo control”.

Cotesía de los artistas

La idea de la realidad virtual como una experiencia de drogas bajo control es el motivo por el que Wiedemann colaboró con Vogl, para intentar entender la tecnología puntera y “ver donde fallaba en la creación de viajes alucinantes y personalizados para el futuro”.

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Vogl programó el tiempo de Wiedemann para que jugara al tenis contra sí mismo, paseara por el mundo de Lucid Trips y creara muñecos de nieve ardiendo en Tiltbrush (un programa de realidad virtual similar al Microsoft Paint y MacPaint). Wiedemann también pudo acariciar a un gato mientras resolvía rompecabezas en Fantastic Contraption; intentó batir el record mundial de saltó de esquí en VRLympix; persiguió y asesinó a gente en Hover Junkers; se reunió con amigos en AltspaceVR; viajó a lugares mágicos con sus nuevos amigos en VRChat; posó con su traje rosa como presidente de los EE.UU. en la Casa Blanca; desapareció varias veces en la sala de espera de SteamVR y se relajó durante otras tantas en el diorama de realidad virtual Blocked In, entre otras cosas.

Cortesía de los artistas

Todo ello sin ningún tipo de interrupción de sonido y visión y teniendo acceso a todos estos mundos, muchos de los cuales son demos, en tiempo real.

“La gente que seguía el evento se ponía en contacto conmigo a través del chat y querían que él jugara a sus juegos”, dice Vogl. “Me enviaban a Facebook o por e-mail demos que ellos mismos o sus amigos habían creado, y yo las descargaba para jugar en Vive. Cuando planeé las rutinas diarias de Thorsten, me puse en contacto con muchos desarrolladores, pero me sorprendió los muchos otros que me contactaron durante el evento. Esto amplió en gran medida la diversidad de contenido y le dio a Thorsten la oportunidad de, por ejemplo, jugar a VR Minigolf con su desarrollador en una versión beta multijugador”.

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Vista esférica del espacio de performance de "Disconnected". Cortesía de los artistas

Vogl dice que quería apoyar a Wiedemann durante su reto ofreciéndole un programa que le mantuviera ocupado para que el tiempo pasara más de prisa. “Le construí una agradable cueva con vistas a las estrellas en Lucid Trips para que pudiera descansar, estar en paz y dormir”, dice Vogl. Así que incluso mientras dormía durante dos horas y media cada mañana, Wiedemann no se quitó el casco de Vive para poder experimentar lo que es despertarse dentro de la realidad virtual.

“Me sorprendió lo extraño que fue”, dice Wiedemann. “Para el desayuno tomé comida líquida especial, mucha agua, té, una taza de café, un montón de chocolate y plátanos, además de medicación para evitar tener que ir a cagar durante la performance. Algunos de los visitantes me trajeron patatas, salchicha y pizza cuando les pedí algo salado. Para el próximo viaje miraré mejor qué infusiones nutritivas son las mejores para el cuerpo y mente”.

Vogl también ayudó a coordinar la retrasmisión en vivo de Disconnected.

“La gente nos podía ver en realidad virtual mientras se encontraban en el chat de realidad virtual con nosotros. Organizamos reuniones y nos pusimos en contacto con ellos a través del mismo chat. Fue un gran apoyo para Thorsten y para mí ya que mucha gente nos animó y participó de forma social y emocional”.

Courtesía de los artistas

Tras su experiencia con Disconnected, Wiedemann está convencido de que los “viajes largos en realidad virtual” son posibles y que la tecnología actual está preparada para ellos, el único problema fue cuando tuvo un ataque de pánico después de 24 horas y estuvo a punto de abandonar.

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“No tuve ningún problema físico, ni picor en los ojos ni dolores de cabeza insoportables o nauseas”, asegura Wiedemann. “El camino hacia el futuro está ahora preparado, solo necesitamos contenido especialmente diseñado para conseguir una experiencia completamente envolvente, y eso seguramente no lo consigamos hasta el 2026”.

Traducción de Rosa Gregori.

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