Bajo la dirección de Sahir Daud, el vídeo muestra cómo Stanford y otros músicos van inundando un estudio oscuro de ondas de sonido manipuladas de forma digital, hechizando toda materia movible a su paso. Al tocar el teclado, la arena sobre una placa de Chladni toma vida y se pone a bailar con la precisión simétrica de la geometría natural. Una piscina de ferrofluido se transforma por toda la habitación, reaccionando ante cada nota y pausa de la canción de Stanford. Los golpes del bombo hacen que un líquido se retuerza en el aire, revelándose contra la fuerza de la gravedad para poder seguir el ritmo constante. A medida que avanza el tema, las escenas de demostraciones cimáticas van aumentando hasta el sorprendente final, y no podemos olvidar mencionar que la canción fue compuesta después de haber rodado todas las imágenes. En la página donde explica su proceso de producción, Stanford admite que "La parte más peculiar en la creación de Cymatics fue el hecho de que la música fue compuesta después de la filmación del vídeo".A continuación te ofrecemos algunos de nuestros momentos favoritos de Cymatics: Science Vs. Music:
Al inscribirte en la newsletter de VICE, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de VICE que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.
