Todas las imágenes cortesía de Gabija Grusaite
Un huevo frito gigante, un globo terráqueo derretido y una trampa para osos de dimensiones exageradas hacen aparición en el desierto de Arizona. Las esculturas a gran escala tienen unos 600 cm de diámetro y están construidas con varios plásticos y yeso sobre una estructura de madera. El escultor y artista urbano Jaime Toll (también conocido como Mr. Toll) y la comisaria de arte Gabija Grusaite dieron vida a las esculturas aprovechando la tecnología de la realidad virtual para crear una instalación titulada Virtual Borders: Arizona [Fronteras virtuales: Arizona].Grusaite explica a The Creators Project: “El arte urbano nunca ha sido demasiado serio, siempre hay un elemento cómico, algún sentido de desplazamiento o autoironía; pero estos son los símbolos universales de la vida y la muerte que toda cultura utiliza”. Las esculturas se fotografiaron utilizando tecnología 3D y se pueden ver a través de la aplicación para iPhone VirtueEye.“Arizona fue la primera localización que escogimos para el proyecto porque creemos que es curioso que formara parte de México hace cien años y ahora unos políticos de pacotilla pretenden construir un muro en la frontera”, dice Grusaite.Durante el lanzamiento del evento en el norte de Brooklyn, los visitantes observaron a través de unas gafas de realidad virtual conectadas a un iPhone 6 para transportarse al desierto de Arizona, donde pudieron ver las tres esculturas como si las tuvieran justo delante en el paisaje árido y desolador. Grusaite dice: “la intención no fue nunca crear objetos de belleza o deseo, sino que la idea era encontrar una sencillez que pudiera traspasarse a cualquier ámbito de la vida y con la que la gente se pudiera identificar”.En el 2014, las pequeñas esculturas urbanas de arcilla de Mr. Toll llamaron la atención de Grusaite y la comisaria le invitó a participar en un proyecto en la jungla de Malasia. Juntos desarrollaron un proyecto que transmitía una sensación de lejanía que podría haberse hecho más accesible a través de la realidad virtual.Toll creció en Australia y lleva 12 años viviendo y trabajando en Brooklyn. Cuando llevó a su mujer a visitar su país natal los agentes de aduanas le denegaron la entrada. Lo absurdo de la experiencia hizo que Toll cobrara conciencia de la realidad a la que han de enfrentarse los emigrantes.Grusaite nació en Lituania, estudió en Londres y ahora vive en Malasia. La diversidad geográfica y cultural que Grusaite ha experimentado a lo largo de su vida le hace reflexionar sobre cómo la gente se mueve alrededor de este mundo, y cómo las fronteras se construyen para evitarlo. Explica a The Creators Project por qué la realidad virtual le pareció tan atractiva: “Se trata de una experiencia para observar y explorar algo que no está físicamente presente. Tenemos la fotografía y el vídeo, pero con la realidad virtual el espectador cuenta con puntos de vista que le dan la sensación de que forma parte del paisaje”.Traducción de Rosa Gregori.Artículos relacionados:“THE VOID” es el primer parque temático de realidad virtual¿Puede la realidad virtual hacernos más humanos?Quema grasa en el espacio gracias a la realidad virtual
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