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[NSFW] Los vestigios eróticos que Franco no pudo enterrar

Maite Zubiaurre desentierra una extensa colección de material erótico de la era anterior a la dictadura franquista.
Revista erótica Flirt, 1922. Todas las imágenes de la página web Sicalipsis, cortesía de Maite Zubiaurre

Hace algunos años, Maite Zubiaurre entró en una tienda de antigüedades en Madrid y se encontró con un álbum de fotos lleno de imágenes eróticas y pornográficas de principios del siglo XX. Para esta profesora de la Universidad de California en Los Ángeles, fue un descubrimiento monumental, lo que tenía en las manos confirmaba sus sospechas: “Tras muchos años dando clases sobre la historia y cultura española de principios del siglo XX y los sombríos filósofos y pensadores de la llamada ‘Generación del 98’, que en sus escritos se lamentaban de la decadencia en España y de la caída del glorioso imperialismo español tras la pérdida de sus colonias en el 1898, me hice una serie de preguntas, porque no es posible que todo fuera tan pesimista y sombrío en mi país durante ese periodo, después de todo, en el resto del mundo corrían los fervientes años 20, pero ¿qué pasó con todas esas innovaciones sociales y culturales que se estaban apoderando del mundo occidental, especialmente dentro del campo de la sexualidad y el sexo? ¿Llegaron a cruzar la frontera de los pirineos la sexología y el psicoanálisis, por ejemplo?”

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Postal

El álbum apuntaba a un periodo muy rico en cultura erótica, que posteriormente fue enterrado por órdenes del régimen de Franco, y la profesora se dispuso a encontrar otros ejemplos: “Necesité al menos diez años de meticuloso trabajo de archivo y visitas a colecciones privadas, bibliotecas polvorientas, discretas tiendas de antigüedades y librerías de segunda mano”, explica a The Creators Project en un e-mail. “Esos materiales eran difíciles de encontrar debido a una censura brutal y a menudo muy eficiente que hubo durante la dictadura de Franco. Además de estar censurados, estos materiales estaban prohibidos en las bibliotecas y archivos y eran destruidos, no solo por las autoridades, sino también por sus dueños  que temían ser encarcelados por ello”.

Serie de cuatro postales

La variedad de materiales que Zubiaurre pudo recuperar —incluyendo revistas eróticas, fotografías, ilustraciones, postales, cortos y novelas cortas, además de textos sobre nudismo y sexología— ha sido recogida en su libroCulturas del erotismo en España, 1898-1939, y en su página web. Se trata de un “verdadero cuarto de maravillas”, escribe, “además de rico y variopinto, el erotismo popular español refleja una desinhibición refrescante en sus representaciones visuales y textuales, mostrándose a menudo claramente anticlerical y extremadamente orientado a toda forma de amor ‘no orientado a la reproducción’, desde prácticas de masturbación hasta cualquier forma de amor homosexual”.

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Al recorrer el trabajo de Zubiaurre, rápidamente nos resulta obvio que todo ese material iba dirigido a un público exclusivamente masculino. “Nadie se preocupaba por satisfacer las necesidades sexuales de las mujeres”, apunta. “Cualquier placer que recibiera la mujer era inintencionado y secundario”. Sin embargo, los relatos eróticos, hasta el punto en que funcionaban como “ejercicios de pedagogía sexual”, ofrecían a las mujeres una oportunidad para que exploraran su sexualidad.

Portada de la revista erótica "Muchas Gracias", 1929. 

El archivo ofrece una ventana hacia la época de la burguesía moderna y los elementos que acompañaron al cambio, constantemente aparecen bicicletas y máquinas de escribir, porque eran “peligrosas”, según explica Zubiaurre: “ofrecían a las mujeres libertad, movilidad y acceso a la esfera pública. Evidentemente, la misoginia cargada de preocupación se apresura a contraatacar y recurre a las tácticas habituales, intentando arrebatar el poder a las mujeres reduciéndolas a objetos sexuales, mientras las ciclistas y mecanógrafas se convierten en putas”. Aunque Zubiaurre afirma que estas representaciones, a pesar del fuerte componente sexual, seguían inspirando a las mujeres españolas para acercarse a estos modelos de poder —la ciclista sin miedo, la mecanógrafa liberada— y dieron pie a una especie de feminismo accidental.

Portada de la revista nudista "Pentalfa", 1932

Foto del fotógrafo catalán Antoni Esplugas

Portada de la novela erótica "El Fuego de Lesbos" de Álvaro Retana

Aquí puedes seguir explorando el archivo de Maite Zubiaurre.

Traducción de Rosa Gregori.

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