Fotos vía Museo della Merda (salvo que se indique otra cosa).La mierda es una parte muy importante de lo que somos como civilización. Quizás, en un mundo desinfectado como el nuestro, pienses que tu relación con la caca es depositarla en el váter y mandarla al mar pulsando el botón de la cisterna. Tu opinión sería muy distinta si, como yo, hubieras crecido en una granja rodeado de ingentes cantidades de desechos orgánicos.
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El mojón lo es todo —o casi todo— desde la prehistoria hasta el día de hoy. Fertilizante de cultivos, combustible en la antigüedad y biocombustible en la actualidad, materia prima para la construcción, hasta clásicos del arte y el cine. Por eso la creación de un museo de la mierda tiene sentido como reconocimiento a un metrial "que da vida y energía (…) y que ha sido erróneamente considerado sin ningún valor" según Massimo Torrigiani, uno de sus responsables.En la provincia de Piacenza, muy cerca de Milán, hay una granja en la que 2.500 vacas comen y engordan para producir la leche con la que se hace el queso Grana Padano. Las más de dos mil reses generan también una enorme cantidad de estiércol lo que llevó a Gianantonio Locatelli, dueño de la explotación, a reutilizarlo para obtener metano, fertilizantes naturales y materiales de construcción. Un entorno de reutilización e investigación de los excrementos que luego se convertirían en el Museo della Merda. El cercano castillo de Castelbosco completa el contexto del museo. Sus salas, convenientemente templadas con una calefacción de metano, albergan buena parte de la colección que repasa la historia y el futuro de la caca.
Ladrillo hecho de excrementos, vía Il Grido.El museo pretende llevar sus actividades por diferentes vías: online a través de los contenidos de la página web y otra in situ, colaborando con instituciones públicas y privadas, universidades, archivos y centros de investigación que desarrollen proyectos relacionados con la caca. El promotor Luca Cipelletti reconoce que el museo “es deliberadamente provocativo y, al mismo tiempo, suficientemente explicativo para abarcar la idea de un gran proyecto que une tradición e innovación, arte y tecnología”.
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El centro abrirá al público en verano de 2015 y expondrá obras basadas en la producción de energías renovables, como las Bacterias bioluminescentes: una simulación, de Alberto Pasetti, instalaciones exteriores de David Tremlett y Anne & Patrick Poirier en la propia granja así como los trabajos de Michael Badura, Gianfranco Baruchello, Claudio Costa y hasta audviovisuales como fragmentos de la película Le fantôme de la liberté de Luis Buñuel.
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