Imágenes víaA los ojos de Instagram, el pezón femenino es una imagen del demonio que hay que censurar a toda costa. La plataforma sigue una política muy subjetiva y arbitraria a la hora de decidir lo que se puede mostrar y lo que no, y los usuarios se han visto obligados a buscar formas de sortear esta censura para poder publicar sus fotos más calentitas.
Una de estas prácticas consiste en pixelar ese trocito de piel tan odiado por Instagram, no importa que todos sepamos de sobra lo que hay por debajo de esos píxeles, si no se ve claramente el pezón Instagram te dará el visto bueno y dejará que publiques la foto sin bloquear tu cuenta.
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De esta forma la red contribuye a la cosificación sexual de la mujer y nos hace cómplices a todos obligándonos a nuestra propia autocensura. Por eso el proyecto Pixon ha decidido revelarse dando la vuelta a esta censura. Se apropia de fotografías encontradas en internet que serían eliminadas por mostrar pezones y pixela toda la imagen menos el pezón, que queda claramente expuesto.
Estas imágenes se suben a un perfil de Instagram para desafiar a la red social y explorar hasta dónde llegan los límites de su censura. Son varías las ocasiones en las que Instagram ha cerrado este perfil, pero según el autor “basta con rellenar el formulario de reclamación diciendo que se trata de pezones masculinos para que en pocas horas la cuenta vuelva a estar activa”.
Este hecho pone aún más en evidencia lo absurdo de estas normas y el sexismo que encierran. ¿Realmente se comprueba todo el contenido visual que se comparte? Y, sobre todo, ¿no hay otras imágenes más dañinas y ofensivas que se escapan de la censura? El proyecto Pixon sigue en curso y propone una reflexión continua sobre la censura del desnudo femenino en las redes sociales y la forma en la que la comunidad online responde ante ella.
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