A la mayoría de los mortales no nos acaba de seducir la idea de tener que ir al gimnasio a sudar la camiseta, pero ¿qué pasaría si pudiéramos hacerlo en el espacio o en el fondo del mar? Esta es la motivación con la que pretende convencernos Icaros, una estación de entrenamiento creada por la empresa de diseño alemana HYVE que funciona con unas gafas de realidad virtual que simulan vuelos, montañas rusas e incursiones al fondo del mar mientras el usuario quema calorías y tonifica sus músculos.
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"Mucha gente se apunta al gimnasio o a un club de deporte, pero deja al cabo de un par de semanas. La excusa más común es que no tienen tiempo o que se aburren", explica a The Creators Project el diseñador senior de HYVE y entusiasta del ejercicio, Johannes Scholl. "Por otra parte, a mucha gente le gusta jugar a los videojuegos con su consola, smartphone u ordenador y luego siente mala conciencia por haberse pasado todo el fin de semana sin levantarse del sofá".
"La gran ventaja de nuestro sistema es que las gafas de realidad virtual recogen la información del sentido visual del usuario y la contectan con al resto de sus sentidos", continúa explicando. El sencillo diseño funciona con acelerómetros que envían los datos de los movimientos del usuario al mundo virtual y consiguen engañar a su cerebro para que se crea los escenarios virtuales diseñados por el estudio de animación Lumacode. "Cuando desciendes una cuesta en realidad virtual es porque también la estás descendiendo en la realidad, la sangre sube a tu cabeza y te sumerges en el ambiente virtual. Esto hace que la gente se pueda quedar durante más tiempo en el espacio virtual sin sentir mareos por el simulador".HYVE lleva desde el 2012 recopilando conceptos y llevando a cabo ensayos de prueba, entrevistas con culturistas y reuniones con grupos de referencia, y este verano lanzará su campaña de inversión colectiva para llevar a la práctica su proyecto que acabará con nuestro sentimiento de culpabilidad y falta de fuerza de voluntad.
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