El mes pasado la galería Harvest Works de Nueva York presentó una instalación de la artista audiovisual Claudia Robles que se te mete, literlamente, bajo la piel. SKIN es un proyecto que mide la humedad de la piel de los visitantes de la galería mediante una interfaz de respuesta galvánica de la piel (GRS) y transforma esos datos en sonidos e imágenes. De este modo, los estados psicológicos, como el estrés, el nerviosismo e incluso la excitación, se convierten en información externa y observable. Habrá que ir al tanto de quién tienes a tu alrededor mientras lo pruebas.
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"Me interesa hacer el cuerpo humano visible y audible", Robles dijo a The Creators Project. "Normalmente no escuchamos ni percibimos nuestro cuerpo y esta obra es una forma de tomar consciencia sobre él y mejorar su potencial como instrumento visual y musical". Con esta instalación, los visitantes pueden influir sobre el vídeo, sonido y ambiente en general del espacio de una galería basándose únicamente en sus propios estados emocionales.La artista originalmente debutó una instalación similar en el 2012 y posteriormente Harvest Works se puso en contacto con ella para decirle que tenían un nuevo sistema de audio con ocho canales y tres proyectores de vídeo, animándola a que actualizara el proyecto. "Mi trabajo es envolvente, y [el equipo de Harvest Work] cuenta con unas condiciones realmente buenas para una obra como esta", dijo.
SKIN utiliza una interfaz comercial llamada GSR 2, que normalmente se utiliza como interfaz de retroalimentación biológica que ayuda a calmar a las personas que sufren de ansiedad. La interfaz mide la humedad de la piel y transforma la información en frecuencias y colores a través de software MAX. Las frecuencias bajas y el color azul representan un estado de relajación, mientras que las imágenes naranjas y frecuencias altas indican un mayor grado de estrés. En cierto modo, el proyecto funciona como la versión de alta tecnología de uno de esos anillos que cambian de color según el estado de ánimo del que lo lleva.
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"En la instalación, la gente experimenta mayormente colores rojos y altas frecuencias porque el espacio está reflejando de forma pública sus estados de ánimo", explica Robles. "Cuando ven la primera línea azul, y a medida que esta va aumentando, los visitantes se dan cuenta de que se están calmando". La artista añadió que la gente siente mucha ansiedad e impaciencia cuando llevan el GSR: "¡Quieren calmarse en solo unos minutos!". Pero la instalación no está hecha para calmar a la gente, es simplemente un método de articular de forma visual y sónica sus estados de ánimo. "Si se toman el tiempo para calmarse, experimentarán una ambiente tranquilo… pero esto lleva su tiempo".Aunque la idea de proyectar tus sentimientos internos y privados ante un grupo de extraños en una galería de arte parece un tanto desquiciante, nos fascina que con el trabajo de Robles el barómetro emocional de un individuo pueda cambiar el ambiente de un gran espacio, una oportunidad de convertirte en el Zeus del barrio neoyorquino de Chelsea. Y por si tenías la duda, te diremos que la gente con más tendencia a sudar no recibe reacciones más fuertes del sistema. Pero para los más neuróticos, es una oportunidad para que sus amigos puedan ver y escuchar cómo se sienten en su interior.
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