Pétalos y hojas ingrávidas brotan a partir de delicados tallos, todo ello grabado sobre la piel con suaves líneas negra. Zi Hwa se dedica a crear arreglos florales, pero utilizando la tinta como medio. Con su pistola de tatuaje crea delicados ramos que florecen sobre la piel como la hiedra, deslizándose por la cadera o extendiéndose sobre la espina dorsal, acentuando la naturalidad de la forma humana.
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Hwa empezó a tatuar hace cosa de un año en el mismo estudio que su novio, que fue quien le inspiró a convertirse en tatuadora. “Me convertí en su musa y él en la mía”, dice a The Creators Project, explicándo cómo pasó del diseño gráfico al arte del tatuaje.
Crea su trabajo con una sola aguja, la más fina del mercado, y ha llegado a sentirse tan cómoda con ella que a estas alturas utilizar agujas más grandes sería como un reto. “Llevo tanto tiempo usándola que es como utilizar un lápiz muy fino”, dice Hwa.Su estilo no se separa del todo de lo que se mueve ahora mismo en la escena coreana, pero ella se centra especialmente en las flores negras y sus diseños son más grandes y complejos que la mayoría. También hay muchas otras mujeres tatuadoras en Corea, donde el tatuaje se está haciendo cada vez más popular y reconocido a nivel mundial. Hwa dice no encontrarse con muchos problemas como mujer dentro del mundo del tatuaje, pero reconoce que la mayoría de sus clientes son también mujeres.
De todas formas, sigue habiendo un prejuicio en general contra los tatuajes en Corea, donde es una práctica ilegal y sigue siendo un tabú para la gente más mayor. “Quiero acabar con los prejuicios contra los tatuajes”, dice Hwa. “Expresar que el tatuaje no es algo repugnante”. Para conseguirlo, está utilizando su feminidad y reforzando el impacto de su trabajo con una serie de retratos que pronto se publicarán en un libro. Las fotos mostrarán los diseños de sus tatuajes en primer plano, combinados con ropa, fondos y telas con estampados florales. “Estoy intentado mostrarme lo más femenina posible”.
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