Dice la leyenda que a aquel que consiga hacer 1000 grullas de papel se le concederá un deseo, ¿pero qué ocurre si cada una de ellas solo mide 500 micrómetros? Esta pregunta va dirigida al excientífico de la NASA Robert Lang, que dejó la comunidad del espacio atrás y ahora se encarga de llevar el antiguo arte de doblar papel a un nuevo nivel sin precedentes.Utilizando cálculos realizados con ordenador, Lang ha diseñado esculturas de origami que ningún humano podría crear con sus propias manos. Ha creado la escultura de origami más pequeña del mundo, e incluso aplicó su destreza a un proyecto espacial que incluye paneles solares compactos que se desdoblan una vez están en un satélite orbital. Su trabajo con nanoesculturas nos recuerda al proyecto de Vik Muniz y Marcelo Coelho en el que grabaron microdibujos en granos de arena, o a la increíble creación de origami de Jun Mitani.
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Su obra ha estado expuesta en museos por todo el mundo, incluyendo su origami de pteranodon de más de 4 metros de longitud, su escultura de papel más grande. Muchos de sus proyectos, incluyendo una mantis religiosa, un colibrí y un búho (todos ellos cuidadosamente confeccionados y asombrosos por sí mismos), están formados por una simple hoja de papel que ha sido doblada decenas, o a veces cientos, de veces con la ayuda de la tecnología.
Lang modela su proyecto más complejo en un programa de diseño de origamis llamado Treemaker, que ha estado construyendo desde 1990. Un ordenador puede almacenar más patrones de doblado en sus bancos de datos que cualquier humano, permitiendo a un diseñador explorar diversas teorías y nociones sin tener que malgastar horas de doblado y muchos árboles convertidos en papel. La precisión de su asistente tecnológico permite a Lang crear los asombrosos y realistas diseños que le han hecho famoso.La fusión que hace Lang de la tecnología y los origami podría aplicarse de forma factible a cualquier terreno creativo que se le presente atractivo, ya sea la exploración del espacio, la arquitectura o cualquier otro campo. Los antiguos espadachines japoneses solían aplicar técnicas de doblado similares a las del origami para crear las armas ultrasólidas pero flexibles con las que consiguieron ganar el dominio del Imperio del Sol Naciente sobre las islas japonesas durante siglos. Con un poco de suerte, las futuras obras de Lang incluirán disciplinas más pacíficas, pero sin duda no serán tan extraordinarias.
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