Damon Albarn, líder de Blur y Gorillaz, publicó su primer disco en solitario bajo el título de Everyday Robots el pasado mes de abril. El artista dio un pequeño concierto la semana pasada en el Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación de Japón y, como podía ser de esperar, nos encontramos a dos invitados especiales en el público. Entre un grupo de cincuenta personas había dos androides: Otonaroid®, con aspecto de una mujer real, y Telenoid®, con una forma humana más abstracta. Ambos se encontraban en primera fila esperando a que el músico saliera al escenario mientras escuchaban al aluvión de fans gritando desde fuera. La gigantesca bola del mundo del museo brillaba con todo su esplendor, contribuyendo al ambiente sobrehumano del evento.El miniconcierto empezó a las siete de la tarde. Albarn tocó el piano y cantó para interpretar un total de cuatro canciones, incluyendo “Everyday Robots” y “Hollow Ponds” de su nuevo álbum, además de las canciones de Blur “Strange News From Another Star” y “Out of Time”.Durante el concierto, Otonaroid® movió su cuerpo al ritmo de las canciones, canturreó las letras y su expresión parecía cambiar cuando la melodía daba un giro más melancólico o los temas bajaban de ritmo. Al acabar su actuación, Albarn se acercó a su fan Otonaroid® y se inclinó ante ella mirándole a los ojos. Otonaroid® parecía muy contenta y le devolvió la reverencia.En una entrevista después del concierto, el músico comentó:“Fue interesante actuar delante de androides. Aunque de cerca puedes ver claramente que son artificiales, desde lejos parecen personas normales. Son falsos, pero también son reales. Me refiero a que están ahí de verdad. De todas formas, creo que el hecho de que los robots sean completamente antinaturales nunca cambiará. Así que en ese sentido la tecnología puede que sea un poco melancólica”.La actuación de Albarn en el museo japonés ofreció una posible mirada a un futuro donde los robots sean una parte natural de nuestras vidas diarias. Aunque, para aquellos que vivimos en el presente, fue una escena surrealista que nos dio la impresión de alcanzar una dimensión diferente. La música que interpretó Albarn en ese escenario puede que fuera una breve experiencia de cuando nuestros sentidos humanos innatos se sincronizan de forma natural con la tecnología.
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