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el deporte no olvida

Throwback Thursday: Hiroshima, el beisbol nunca te olvidó | ES | Translation

A 70 años de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, recordamos la importancia del beisbol para la ciudad y para la cultura japonesa.
Foto: AP

(Nota del Editor: Cada semana VICE Sports echará un vistazo a un evento deportivo importante o curioso en la historia del deporte. Le llamamos Throwback Thursday a esta entrega regular, o simplemente #TBT para los chicos cool. Puedes leer nuestras entregas previas aquí.)

Hay enemil historias no escritas y jamás contadas sobre aquella mañana del 6 de agosto de 1945 en la ciudad de Hiroshima, Japón. La crueldad de la Segunda Guerra Mundial y su abrupto final con el lanzamiento de la primera bomba atómica, contrastaba con la ilusión de unos pequeños que, con guante en mano, jugaban el deporte tradicional de aquel país: el beisbol.

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Un roletazo de hit, un lanzamiento de foul, un ponche o quizá un home run. Tal vez unos niños corrían para robarse la segunda base en un campo de tierra y piedra, a lo mejor sonreían y lloraban por alguna caída. Hasta antes de la desgracia, había risa… después, el estruendo, el dolor, la destrucción y la muerte. "Little Boy", qué maldito nombre y qué desgraciada coincidencia.

Es Hiroshima. Es el recuerdo de una ciudad que la guerra miró de reojo y en la cual no hubo compasión. Millones cayeron. Niños no volvieron a ver luz y debieron guardar en la maleta, donde antes ponían su jersey y las estampas de sus ídolos, la ilusión de correr hasta home y abrazarse con sus amigos tras una carrera anotada.

El beisbol es, históricamente, el deporte que más se ha practicado en Japón. Dicen que a finales del siglo XIX se disputó por vez primera un juego gracias a la educación que había recibido cierto sector de la población por parte de visitantes estadounidenses.

Años antes de la Segunda Guerra Mundial, ya se había creado la primera liga profesional del Beisbol en Japón. Fue en 1936, nueve años antes de la tragedia. Basta imaginarse la forma en que los nipones encaran cada actividad del día para entender cuál fue la disciplina que le ponían al deporte que los apasionaba.

Dureza, esfuerzo, trabajo, dedicación y afán de superación. El beisbol era importante, tanto como un arte marcial en el que tenían que superar sus adversidades físicas y trabajar mentalmente para ganar. Ganar, esa siempre ha sido la palabra en Japón.

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Ese amor por el deporte de la 'pelota caliente', ayudó, dentro de lo que era posible ayudar, a la regeneración de un sector, de una pequeña isla y de un país. El béisbol sanó lo incurable, lo que una bomba destrozó, un guante, un bate y una pelota, simplemente unió. Con esos tres objetos, Japón intentó reconstruirse tras la explosión de la bomba en Nagasaki y la inmediata conclusión de la Segunda Guerra Mundial.

Cuatro años después de la explosión en Hiroshima, en 1949, se levantó el primer estadio de beisbol en la isla. Se trata del hoy conocido Mazda Stadium, casa de los Hiroshima Carp, equipo que pertenece a la Liga Central. Por el tema de la reconstrucción de la ciudad y la sociedad, el equipo solía obtener el siempre despreciable último puesto de la competencia.

Actualmente, el Hiroshima Toyo Carp como se le conoce, es manejado por la familia Matsuda, dueño mayoritario de la marca automovilística 'Mazda'. Hace seis años, el equipo se mudó a un nuevo complejo sumamente tecnológico y muy vanguardista el cual se conoce como MAZDA Zoom-Zoom Stadium Hiroshima o New Hiroshima Ballpark.

Cabe destacar que cada 6 de agosto, el estadio cierra sus puertas a manera de homenaje por todas las personas que fallecieron en la explosión de la bomba atómica. Si hay beisbol, los Hiroshima Tokyo Carp deben buscar otro inmueble para disputar su partido como local.

Al final, el beisbol regresó a Japón al sitio donde se merece. Los salvó y los reanimó para volver a sonreír y ser competitivos. El gigante asiático se convirtió en una potencia en todos los rubros de la sociedad moderna, y ahí, el deporte, específicamente en la 'pelota caliente', también son considerados como uno de los equipos de elite a nivel mundial.

"El beisbol nos salvó". Bajo esa frase se reanudó la actividad en Hiroshima. Con guante en el corazón y un bate apuntando al cielo, las nuevas generaciones recuerdan cómo un punto en el cielo, que a la lejanía bien podía ser una pelota, reventó en el corazón de la ciudad en una de las tragedias más grandes de la humanidad, una que solo la asquerosa guerra puede desatar.

Pero siempre, ahí, y en cualquier lado, podrá haber la esperanza que un deporte nos levante y nos cure las heridas con la ilusión que el porvenir puede

llegar.