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Los 7 mandamientos para entrarle al arte contemporáneo

El arte es como el sexo, hay que saber cómo y de cuál te gusta.
Fotografía editada, vía 

Una vez más, la Semana del Arte llega y con ella lo de siempre: los mismos artículos de “lo peor de Zona MACO”. Los mismos memes en los que de los millones de obras existentes sólo se escoge la caja de zapatos de Orozco como ejemplo de arte contemporáneo. El mismito video de las cubetas de plástico.

El enfoque de estos materiales indica que el arte contemporáneo es algo absurdo, un fraude, algo imposible de comprender. Algo muy alejado de la realidad.

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Asistir a exposiciones de arte contemporáneo puede ser una experiencia enriquecedora, hay artistas como Eunice Adorno)) que nos muestra cómo es la vida de ciertas minorías en México; Yoshua Okón, que habla del racismo en nuestro país, o Amor Muñoz que crea estaciones de trabajo para darle empleo a habitantes de zonas marginadas.

Eunice Adorno

Damos estos ejemplos para dejar en claro que hay propuestas interesantes que están lidiando con lo que es existir aquí y ahora. No todo en el arte contemporáneo es tan malo como algunos insisten en pintarlo

Aquí está una guía con 7 consejos para entrarle de lleno al Arte Contemporáneo.

i. No ir con prejuicios

Una relación no puede empezar bien si estamos predispuestos a que no va a funcionar. El arte contemporáneo está configurado de manera diferente al arte tradicional en algunos puntos. Y no, estar ensamblado de forma distinta no lo vuelve “una farsa”, eso tiene tan poco sentido como decir que Led Zeppelin no es música o es un engaño porque sus canciones no están hechas como las de Beethoven.

En el arte contemporáneo, lo central no es sólo producir un objeto, también es importante el proceso detrás de él, el concepto, la experiencia y la recepción que el espectador tiene. Tenemos que dejar de pensar que las obras tienen que producirse sólo bajo una lógica y aceptar que un montón de prácticas distintas también son arte.

Nos vendría bien asimilarlo de una vez porque tiene más de un siglo que la producción artística cambió.

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ii. El gran cambio de 1917

Hace 101 años, Marcel Duchamp presentó un urinario como pieza para ser expuesta en la muestra de la Sociedad de Artistas Independientes. Inicialmente su propuesta fue rechazada, no quisieron exhibirla. Pero más adelante fue aceptada en una galería de arte.

Marcel Duchamp

Lo que Marcel proponía era una reflexión acerca de qué es lo que hace que un objeto sea considerado arte: el óleo sobre lienzo es algo que decidimos que puede ser expuesto. No es que por sí mismo un trozo de tela con pigmentos encima sea Arte, es que tenemos un entramado de reglas, costumbres, ideas, instituciones, personas que validaron que un trozo de tela con pigmentos encima pueda ser considerado una creación artística.

Antes de Duchamp, no se consideraba que crear sentidos, conceptos, proponer lecturas nuevas para lo ya existente fueran actividades artísticas. Después de Duchamp, sí. Hace más de 100 años que el concepto de arte se expandió, tanto que hoy perfectamente entran en él actividades como el performance o las instalaciones. Cabe destacar que el performance guarda una enorme relación natural con ejecuciones dramáticas como el teatro.

No lleva a ningún lugar el enfoque de algunos críticos que insisten en negar la historia misma del arte y rechazan aceptar que actualmente el concepto es mucho más amplio.

iii. Asistir regularmente a expos

Como dice Roberto González Elizalde: “No nacemos con una facultad o aptitud para consumir deportes, pero muchas personas han colocado su atención en entender el fútbol americano, y han tenido la disposición para aprender reglas, estrategias, jugadores. Lo mismo sucede con el arte, es un interés que se desarrolla”. Al igual que cualquier otra afición, es algo a lo que hay que dedicarle tiempo e interés.

Al igual que cualquier otro gusto, se desarrolla. Es como comer sushi o beber cerveza, es muy probable que la primera vez que lo hayamos hecho, no nos haya parecido algo apetecible, pero al seguirlo consumiendo, empezamos a encontrarle el gusto.

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Asistir regularmente a exposiciones o frecuentemente ver arte en Internet ayuda a familiarizarse con él, a darnos cuenta que esa práctica que al principio puede parecernos muy extraña –el readymade, por ejemplo–, en realidad es de lo más común y tan vieja como la Revolución Mexicana.

iv. Adquirir información

Hay un mito que dice: “el arte no necesita explicación”. ¿Según quién o qué o por qué no la necesita? Creemos que ese mito parte de la idea de que el arte es algo sencillo, que basta con la mirada para abarcarlo. En la práctica vemos que no es así. Varias obras están trabajando temas complejos. Por ejemplo, el colectivo Forensic Architecture trata con crímenes de Estado como la desaparición de civiles o los ataques de drones estadounidenses en la frontera entre Pakistán y Afganistán. Definitivamente se necesita tener un mínimo de contexto acerca de los problemas, nociones básicas de geopolítica, estar al día con las noticias, para poder relacionarse con sus obras.

Forensic Architecture

Lo bueno es que toda esta información mínima requerida, los museos mismos la ofrecen. Aunque siempre es útil buscar más por cuenta propia, no empobrece la experiencia, al contrario, la hace más completa. Es como ir de viaje a un país con costumbres diferentes, si antes o después de visitarlo leemos más acerca de su cultura, tendremos una mayor comprensión de la situación.

v. “No entender” es una reacción válida

Muchas obras están configuradas para crear desconcierto. No lograr procesar todo lo que experimentamos no es algo tan grave. Eso sucede en la vida cotidiana, no todas las situaciones que vivimos las comprendemos al 100% y eso no significa que no podamos extraer algo de ellas. El extrañamiento incluso hasta puede ser positivo. ¿Cómo vamos a tener nuevas ideas si nunca estamos ante aquello que nos genere conflicto y nos ponga a pensar?

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Además de “entender” las obras, también podemos disfrutarlas, asombrarnos, discutirlas, pueden emocionarnos, hacernos enojar, imaginar otros escenarios, ponernos a dudar. El punto es que las relaciones que establecemos con las obras de arte van más allá de entenderlas. Hay múltiples posibilidades que vale la pena explorar.

vi. No encasillar

En todo existen gustos personales, y si entre los tuyos aún no encuentras medios y herramientas como la instalación o el performance, no te precipites, procura acercarte a la instalación como escultura y al performance como obra de teatro, rescata los elementos más importantes y amplifica la intención comunicativa del artista.

El arte contemporáneo no sólo son los medios populares de la época, cualquier experimento creativo tiene potencial de convertirse en arte contemporáneo: música, pintura, ready-made o collage.

vii. Hay buenos, malos y comerciales

Personalmente hemos definido nuestros estándares de forma binaria, como bueno y malo, bonito-feo, mejor y peor. Liberarnos de estos conceptos resulta difícil, cada quien es libre de pensar cuál escultura le parece más brillante, lo que no podemos hacer en las artes es legitimar obra a partir de su valor comercial.

La mercadotecnia y la publicidad son herramientas que se han ido involucrando en las decisiones y forma de consumo, afilando sus mecanismos para lograr sus cometidos de forma más certera.

En las artes, igual que a la hora de elegir cuál pan o jabón comprar, debemos tener en cuenta muchos aspectos, ¿quién está detrás? ¿qué promueve? ¿cómo se formó? ¿qué intención tiene?

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Baby Solís es Maestra en Arte y Análisis de la Imagen, puede seguirla en Twitter y Facebook.

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