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Μodă

El vuelo del águila con bate

Arturo Vega, el artista mexicano que creó el logo de los Ramones, nos dice cuáles son las copias pirata de su trabajo que más le gustan.

Antes de que existieran los Ramones ningún grupo de rock hacía camisetas con un logo propio.

Un día, a finales de 1973, Arturo Vega estaba pintando y escuchando música en su departamento, en el Bowery, Nueva York, cuando de pronto un tipo abrió la puerta preguntando por una chica que vivía en el mismo edificio y lo saludó diciendo “Hola, soy Dee Dee”. Se quedaron hablando y desde entonces se hicieron amigos. Al final, Dee Dee le presentó a sus amigos Johnny y Tommy y su loft se terminó por convertir en el legendario centro de operaciones de los Ramones.

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Arturo nació en Chihuahua. A los diez años se mudó con su familia a la Ciudad de México y en 1969 viajó a Nueva York, con la idea de estudiar cine, aunque al final terminó dedicándose al arte. Pero, sobre todo, se dedicó a los Ramones. Se convirtió en su director artístico, pintó sus primeros telones y estuvo presente en 2.261 de los 2.263 conciertos que este grupo tocó en su carrera. Pero Arturo hizo algo que lo hará pasar a la historia, no sólo de la música, sino también de la moda: diseñó el legendario logo de los Ramones. Este logotipo, con un águila sosteniendo un bate, y con los nombres Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy estampados en blanco sobre negro, tal vez sea el logo más reproducido de cualquier banda en el mundo, el más pirateado y el más reconocible. Probablemente sea más conocido que la música que represente.

Arturo sigue viviendo y creando arte en el legendario loft de los Ramones en Nueva York, a unas cuantas calles de donde, hasta hace unos años, se encontraba el CBGB. Ahí nos recibió para hablar sobre una de las prendas más icónicas de la moda  y nos mostró su enorme colección de camisetas pirata.

VICE: ¿Crees que el logotipo se ha reproducido más que el de los Stones?
Arturo Vega: Yo creo que sí. Estoy seguro de que habrá unos casos de piratería, pero nada que se aproxime al uso que se le ha dado al logo de los Ramones y específicamente al fenómeno del uso en camisetas. Cuando nosotros empezamos a vender las camisetas, eso no existía. Actualmente sería impensable que los grupos de rock no vendieran camisetas, pero así era antes.

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¿Otros grupos como Blondie o Television no hacían camisetas?
¡Definitivamente no, mucho menos nuestros contemporáneos! Te estoy hablando de los Stones, Zeppelin, Alice Cooper, que incluso ya tocaba en el Madison Square Garden en el 1972. No vendían camisetas, vendían pósters, programas, eso es lo que comprabas como souvenir en los conciertos. La camiseta de rock ‘n’ roll no existía como el fenómeno de moda y comunicación que es ahora. Nosotros fuimos los que empezamos con eso.

¿Cómo se te ocurrió empezar a hacerlas?
Por necesidad. Los promotores y las discográficas no querían pagar por mis gastos de transporte. Yo sabía hacer serigrafía, así que cuando fuimos a California por primera vez y no querían pagar, dije “¿por qué no hacemos camisetas para vender?”

¿Por cuánto las vendían?
Tres dólares. Me acuerdo que Johnny, me dijo: “¿Qué le vamos a poner a la camiseta?” [Yo contesté] “¡Pues el águila!” Ya teníamos el águila, era la imagen de la contraportada del primer álbum, exactamente un close up de la hebilla de un cinturón que era mío. Johnny decía: “Nadie va a comprar camisetas de los Ramones, ¿por qué lo harían?” Eso fue en 1976.

¿Existe una versión anterior del diseño que todos conocemos, una versión más rústica? 
No, el logo siempre ha sido como lo conocemos. Por eso a partir de ahí lo usamos para el segundo disco. En el primero era sólo el águila del cinturón, en el segundo, el logo que yo hice. Yo quería un logo que fuera representativo de toda la fuerza y poder que yo oía en la música y que reflejara todo en lo que yo pensaba que los Ramones se iban a convertir.

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¿Qué tal se vendieron esas primeras camisetas que hiciste para los conciertos en California?
Se agotaron de inmediato. Yo creo que llevaba como 48 camisetas. Compré una docena de cada tamaño. Desde el principio fue muy exitoso. Los Ramones es la única banda que nunca, en los 20 años de existencia [1976-1996], nunca firmamos contrato con una empresa de merchandising.

¿Cómo interpretas esa fascinación por el logo después de tantos años?
Es que el punk, aunque se vuelve un estilo de vida y termina conquistando el mundo comercial, no deja de ser percibido como underground. Se trataba de regresar el rock ‘n’ roll a los jóvenes, que era el público original, el joven insatisfecho, el joven enfadado con la sociedad, el joven rebelde. Eso el punk nunca lo perdió, a pesar del éxito comercial. Yo creo que no se pierde hasta el momento en que Green Day llena estadios, ya cuando el punk está completamente diluido. Además, los Ramones nunca tuvieron un súper éxito, iban de gira todo el año pero nunca vendieron muchos discos. La camiseta se vuelve algo instrumental en la supervivencia e identidad de los Ramones.

Izquierda: Una de las camisetas pirata que Arturo colecciona.

Derecha: Arturo tiene tatuado su propio diseño en la espalda.

¿A qué te refieres cuando hablas de supervivencia?
Se convirtió en una fuente de ingresos. Durante muchos años las hicimos nosotros mismos, entre Joey, Dee Dee y yo que vivíamos en este loft. Era divertido cuando se pasaba la voz entre los amigos de que tal noche íbamos a ponernos a serigrafiar camisetas y se venían después del CBGB (que estaba a la vuelta de la esquina) a la fiesta de estampación de camisetas. Todo el mundo venía aquí y todo el mundo quería ayudar. Y eso pasó durante varios años. Era una cuestión de identidad, los Ramones se las ponían en los conciertos. La mayoría de las bandas no se ponen sus propias camisetas. Era un complemento de la música, parte de la imagen.

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¿Cuándo empezaste a ver copias del diseño de la camiseta?
Durante los 20 años que estuvimos de gira, la única manera de comprar una camiseta era en los conciertos, no se vendía en ninguna otra parte. Cuando los Ramones se retiraron en el ‘96 yo le dije a Johnny: “tenemos que empezar a hacer contratos de licencia”. El primero que hicimos fue con una compañía de San Francisco llamada Way to Land porque ellos ya habían hecho camisetas para nosotros desde que tocaron en el US Festival que patrocinó Apple. Pero cuando explota realmente la venta de las camisetas es cuando se muere Joey, en el 2001, y con ello el morbo de la gente. También en ese año firmamos con Hysteric Glamour, una compañía japonesa que produce camisetas de una calidad insuperable. Los productos sólo se vendían en sus 58 boutiques en Japón y una camiseta costaba 60 dólares. Hacían de todo: zapatos, pantalones, suéteres, bolsas, cojines, una maravilla de diseño y de materiales.

¿Dónde viste la primera camiseta pirata?
En América del Sur, por supuesto. En Brasil, la última vez que tocaron ahí en Sao Paulo, en el Olympia Hall. Empecé a ver que todos los chavales que entraban tenían ya la camiseta y muchas eran diferentes. Salí y conté 42 puestos de camisetas en la calle. Cuando tocamos en México, el de las tortas, el de los refrescos, todos traían su camiseta de los Ramones para vender. Y no les pudimos hacer entender que no las podían vender, decían “¿Por qué no?” Las dos veces que fuimos a México fue un desastre, por eso no fuimos más, los promotores te engañaban, no cumplían. Me acuerdo muy bien que en el concierto de Pantitlán la señora que vendía tacos traía sus camisetas de los Ramones.

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Y luego me empecé a dar cuenta de que utilizaban el logo para otras cosas. Fueron los italianos realmente los que empezaron. En la feria ganadera ExpoGan en Chihuahua, hace como ocho años, tenían camisetas que decían Ramones, pero el águila la tomaron de una insignia de el ejército mexicano. Si te metes a eBay encuentras muchas.

¿Cuántas licencias oficiales hay?
En Estados Unidos la principal la tiene una compañía que se llama Impact y otra que es Sour Puss, pero los que siguen haciendo cosas de calidad son los de Inglaterra. En Europa, los que también las venden actualmente son Zara, H&M y Forever 21. Eso fue a través de sublicencias que otorgó Bravado, una compañía de Estados Unidos con quien hay un contrato firmado por Ramones Productions.

Izquierda: Arturo también colecciona gorras y camisetas de la Virgen y San Judas.

Derecha: Incluso por las noches, Arturo duerme cerca de su creación.

¿Recibes royalties por el uso del diseño?
Sí, porque tras la muerte de Joey, Johnny se dio cuenta de lo que iba a pasar y convenció a la madre de Joey para que firmáramos un contrato donde me dieron a mí royalties de por vida.

Si ya venden estas camisetas en Zara, H&M y Forever21, ¿crees que la imagen ha perdido su significado original?
Un día estábamos en Berlín, afuera de un museo de los Ramones que existe ahí. En la fachada había una bandera con el logo e iba pasando un grupo de chavales alemanes muy jóvenes, de 15 o 16 años y cuando vieron las banderas, preguntaron “¿Qué es esto?” y el director del museo, que estaba junto a mí, les explicó que era el museo de los Ramones. “¿Y por qué hay un museo de los Ramones? ¿Ramones no es una marca de H&M?” Ese día me di cuenta de lo que le pasó al logo. Se convirtió en un objeto que trascendió. Una víctima más de la obsesión por la fama. Luego se empezó a hacer famoso. Y la gente lo empezó a usar porque todo mundo lo llevaba o porque artistas lo llevaban.

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De las camisetas que se apropian del logo de los Ramones, ¿cuál ha sido la más extraordinaria que has visto?
Las más extrema que he encontrado en cuanto a concepto, es una cristiana que dice en lugar de Ramones, dice Romanos, el águila la dejaron igual, la tipografía también y en lugar de Johnny, Joey, Dee Dee y Tommy, dice una frase de la epístola de San Pedro a los romanos. Y debajo pone “Cristo es la luz”. Y la otra es una que se está vendiendo en México que en lugar de Ramones dice México y en lugar de los nombres ponen a Hidalgo, Morelos, Zapata y Villa.

Aquí en Nueva York hay dos asociaciones que usan el logo como distintivo, una protectora de animales y otra para gente con discapacidad. Y muchos otros negocios, hay compañías de chocolate, de café, de cerveza, licores, salones de belleza… En la gira Warped Tour en 2008, los escenarios eran de Verizon o de AT&T, así que para las camisetas del staff usaron el logo y en lugar de Ramones decía Verizon y debajo el cargo, ya fuera limpieza, supervisor o así.

¿Todo esto sin consultarte?
Claro, sin consultarme. A veces llego a lugares donde las venden y cuando les explico quién soy se disculpan o me dicen “¡Es un honor!” Realmente nunca me ha molestado.

En una de tus piezas de arte recientes, hay una frase que suena bastante desilusionante. Dice "Rock and Roll Like Milk for Sale Around the Corner".
Es que el rock ya está completamente domesticado. Ya es parte del gran aparato comercial de la economía. En un musical que he estado escribiendo durante más de diez años, uno de los personajes dice: “el rock ‘n’ roll no es más que otro producto. No, no es cierto, es un utensilio para vender millones de productos”. Eso es ahora, un utensilio. Sigue siendo entretenido, lo cual no está mal. Pero son contadas las bandas las que aún representan una fuerza cultural revolucionaria.

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