Publicidad
Relacionados: Platiqué con un hombre que frota su pene contra las mujeres que viajan en el metro
Lo que llegó por correo no era precisamente el gimnasio casero con poleas y cables que había imaginado. El paquete contenía un libro, un DVD, un estuche de transporte (para cuando lleve mi gimnasio para penes de vacaciones), y un brazalete de goma que se coloca sobre la cabeza del pene con un peso de 70 gramos, unido a la parte inferior. También había otra pesa igual que se podía sujetar a la primera mediante imanes, para cuando hubiera ejercitado un poco mi músculo del amor.Así que no me estaban ofreciendo el tratamiento de alta tecnología de Iván Drago. Pero si los ejercicios simples funcionaron para Rocky, podían funcionar para mi pene.
Publicidad
Relacionados: Un grupo de mujeres encuestadas dicen qué hace que un pene sea atractivo
Las mujeres tienen la opción de fortalecer sus músculos del suelo pélvico de forma discreta, usando las bolas Ben Wa o productos similares. Para mi mala suerte, esto no podía conseguirse con las pesas. Estos ejercicios requerían que me quitara los pantalones y estuviera erecto, además de que inevitablemente tenía que volver a estimularme a la mitad de la sesión. Vivo solo, pero la idea (aunque fuera poco probable) de que la policía o un ladrón rompieran mi puerta y me cacharan en el acto fue suficiente para que relegara esta indigna rutina a la regadera.
Publicidad