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Tecnología

El hombre que vaticinó Internet antes de los computadores y sin computadores

Décadas antes del primer microchip, Paul Otlet pedía pantallas en los escritorios y la creación de una "réseau mundial" o red mundial. Si, una web.

Hay varias maneras de contar la "historia de Internet". Existe la infraestructura militar que se transformó en herramienta académica y que luego quedó libre. Y está la visión de la "supercarretera de la información" y aquel ángulo sobre cómo el pueblo unido tiene el poder, ahora desde sus garajes. Pese a que parecen opuestas, estas dos maneras son narrativas válidas, y cómo las ponderas tiene que ver más con tus idearios políticos que otra cosa.

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Pero también está la historia de Paul Otlet. Nació hace mucho, en el imperio belga, era un visionario y emprendedor. Los problemas que solucionó son los mismos con los que luchamos hoy: nacionalismo, guerra y la sobrecarga de información. Las soluciones en que trabajó Otlet también resuenan hoy, quizás en el lugar más sorpresivo: el medio a través del que lees este artículo.

Décadas antes del primer microchip, Otlet pedía pantallas en los escritorios de todos y la creación de una "réseau mundial" o red mundial. Si, una web.

"Todo en el universo, y toda la información del hombre, estará registrada a distancia de donde fue producida" escribió Otlet en 1934, imaginando una especie de futuro internet hecho de fichas y microfichas, una versión steampunk con la estética de Brazil, la película de Terry Gilliam. "De esta forma una imagen móvil del mundo será establecida, un verdadero espejo de su memoria. Desde una distancia, todos serán capaces de leer texto, extenso o limitado al deseo del lector, proyectado en una pantalla individual. De esta manera todos, y desde sus sillones, podrán contemplar creación, el total o ciertas partes".

Visionario ¿No?

Todos, y desde sus sillones, podrán contemplar creación, el total o ciertas partes.

Otlet nació en 1868 y pasó su vida en proyectos tan grandes y ambiciosos (una red mundial de conocimiento, una ciudad internacionalista) que ninguno fue realizado por completo.

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"Catalogando el mundo" es una reciente biografía de Otlet escrita por Alex Wright, donde aparece como alguien cuyas ideas no llegaron a buen termino durante su vida, pero que se han acercado a la realidad desde su muerte. El libro de Wright documenta que Otlet es el padre de las ciencias de la información, cuyos herederos podrían fácilmente ser el fallecido Aaron Swartz y también tu bibliotecario local. Otlet pensaba que la información estaba muy poco disponible al estar encuadernada en libros. Si bien probablemente nunca dijo que "quería que fuera libre", Outlet dedicó su vida a reducir la resistencia que impide que se comparta información.

Llegó en una época donde el mundo estaba desde hace poco rodeado por cables de telégrafo, el amanecer de nuestra era de la información. Con las noticias viajando a la velocidad de la electroestática, proliferaron los diarios y también las organizaciones internacionales. La producción masiva del siglo 18 incluyó a la literatura y las tasas de alfabetización aumentaron en Europa occidental y Norteamérica. Para poner orden en la gran cantidad de trabajos publicados, la información debía ser estandarizada por el bien de la eficiencia. El catalogo de tarjetas es la teoría de Ford y el Taylorismo aplicado a la información: una forma estandarizada de clasificar la información para hacer más fácil su acceso.

Otlet y su compañero belga Henri La Fontaine, continuaron el trabajo de Melvil Dewer y su sistema decimal para crear la Clasificación decimal universal (CDU), la que es usada en más de 130 países y 150 mil librerías, pese a que Dewey estipuló que no fuera traducido al inglés. La CDU no solo sirve para organizar libros, también puede ser aplicado a cualquier tipo de texto, incluyendo films, sonidos, y también sirve para hacer interconexión entre textos, una especie de hipervínculo análogo.

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Con ilustraciones.

Otlet y La Fontaine también caben en la categoría de ese tipo de gente que intenta catalogar toda la información del mundo, o al menos crear una bibliografía de todo el conocimiento publicado.

Su plan era organizar todos los hechos en fichas y pedirle a la gente que enviara preguntas que los trabajadores podían responder por un pago, lo que Wright definió, en un artículo del 2008 publicado en el New York Times, como un "buscador análogo". Fundada en 1910, esta vasta base de datos de papel llegó a las 12 mil fichas y recibió más de 1500 preguntas al año, hasta que el gobierno belga cortó el financiamiento y la gran visión de Orlet comenzó a desmoronarse.

Siendo un internacionalista cuyos sueños y hogar fueron devastados por dos guerras mundiales (mucho del trabajo de vida de Otlet fue destruido por los nazis en la ocupación de Bruselas), Otlet murió y su gran bibliografía fue enviada a un depósito. Pero su reputación ha crecido en años recientes, a medida que el mundo se convierte en el que vaticinó.

En 1998 sus archivos fueron reabiertos al público en un museo de Bélgica. Un documental sobre Otlet apareció el 2002, y ahora el libro de Wright.

Whright hizo un buen trabajo uniendo en el tiempo el trabajo y pensamiento de Otlet, desde los discursos de H.G. Wells, quien también vaticinó un "cerebro mundial", hasta lo hecho por Vannevar Bush, cuyos ensayos "Cómo podemos pensar" se ha dicho que inspiraron a los científicos que dieron forma a Internet como hoy lo conocemos.

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La historia de Otlet e Internet es una que se cuenta a través de las "ciencias de la información", pero incluso desde ese punto de vista, Otlet no puede ser vinculado a lo que terminó siendo Internet, por lo que ponerlo dentro de esta historia es incómodo.

"No hay evidencia que ninguno de los angloamericanos que inventaron Internet haya tenido conocimiento del trabajo de Otlet, pero sí hay evidencias circunstanciales que sugieren que sus ideas estaban "en el aire" en los años 30 y 40, cuando Vannevar Bush y Doig Engelbart comenzaron a contemplar la idea de un sistema automático para obtener información" me escribió Whright en un email.

Internet es más que una innovación tecnológica reciente; es la culminación de una compleja cadena de eventos

Es una nueva forma de ver Internet y a través de uno de sus mejores usos: como un compendio estandarizado de conocimiento humano que puede accederse desde donde estés. Para ventaja de los trolls, la frivolidad de los artículos de listas parece esfumarse, y eso se siente como un triunfo.

"Para mi, Otlet no es importante porque haya tenido (o no) influencia directa en la invención de Internet, más bien porque su trabajo profundiza el entendimiento de las históricas fuerzas que estaban en juego" dice Wright. "Internet es más que una innovación tecnológica reciente; es la culminación de una compleja cadena de eventos que incluye la historia de las librerías, la segunda revolución industrial del siglo diecinueve y el idealismo social progresivo de la Belle Epoque europea (entre muchas otras cosas, por supuesto)."

Hablando de buenos usos, como lo es catalogar el mundo, el potencial eufórico y grandioso de Internet es más merecido por la humanidad ahora, que cuando un desarrollador de aplicaciones pretende "cambiar el mundo" al darnos la posibilidad de pedir pizza de forma más eficiente.