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Cultură

Por qué dejé de ver series y tú también deberías hacerlo

Antes de darte cuenta, estarás pasando tus sábados en un centro comercial mientras planeas tu cena frente a la computadora para ponerte al corriente.

Salimos de la oficina, vamos camino a un bar y justo pasa delante de nosotros un autobús con la publicidad de CSI. "¿La has visto?", me pregunta un compañero. "No; ya sabes no veo series", respondo. Llevo ya un año con esto. Me siento más excluido y marginado que cuando era pequeño y no veía el futbol.

Lo primero que sucede cuando dices que no ves series es la incredulidad, así que me justifico explicando que que quizá sí he visto algo mientras cambio de canal en la tele. Medio capítulo de The Walking Dead, uno doble de S.H.I.E.L.D. También intenté ver Orange is the New Black porque a mis amigos les gusta en Facebook, pero tampoco me llamó la atención.

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Pepe Viyuela lo hace de la hostia en Olmos y Robles.

Hace tiempo sí veía series. De niño las vi todas. Paso a paso, Sabrina, la bruja adolescente, Aprendiendo a Vivir, Friends, That 70's Show… Y de mayor vi Los Soprano , The Wire , The Office (las dos, inglesa y americana), Flight of the Conchords , y Twin Peaks porque me compré la caja de DVDs. Pero —ahora viene la incredulidad— no he visto Breaking Bad , The Walking Dead, ni House of Cards , ni True Detective ni un solo episodio de Game of Thrones . Si ya vi Xena, la princesa guerrera, ¿para qué carajos voy a ver Game of Thrones?

Llevo más de un año sin ver series y ahora me vienen con otra temporada de Fargo y con la nueva de David Simon. Algunos incluso no tienen tele pero se les llena la boca con todas estas producciones que, según ellos, son como películas. Me recuerdo a esas camisetas seudojipis: "apaga la tele, enciende la vida". Yo pondría "apaga la serie, enciende la tele". Es obvio que muchos de mis amigos cogen poco o nada, y lo acepto, pero constatarlo a través del volumen ingente de series que consumen es demasiado doloroso. Es como una confesión firmada.

Nada va a superar Xena la princesa guerrera, Los Soprano o Friends.

Después de la incredulidad siempre llega la justificación, así que voy a intentar enumerar algunas razones que apoyen mi causa perdida.

No tengo tiempo. Si no eres un estudiante mantenido por sus padres y tienes la suerte de trabajar, mejor dedicar los minutos diarios de ocio a cocinarte algo rico y lo que te sobra emplearlo en aficiones productivas. No en ponerte delante de una computadora como haces en la oficina.

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Es incómodo. Sofá y manta. El tópico de placer del viernes por la noche recuerda a un vagabundo que no se pude mover de su sitio.

Hay muchas temporadas. Cuando acabas una tienes que esperar a que llegue la siguiente. Entre una y otra pasa tiempo y te olvidas de los personajes, las tramas y todo lo que te había gustado de la temporada anterior. Además, son muy largas.

Saltan ventanitas de anuncios porno y virus. El porno lo elijo yo, la web y la categoría. No quiero que me salten pop-ups y tenga que cerrarlos y cerrar por error la ventana en la que estaba en streaming del episodio que se estrenó hace una hora y quiero ver. Me estreso solo de pensarlo.

Las ven mis padres. En el momento en que compartes gustos con tus padres y tu cuñado te puedes considerar muerto en vida. Antes de darte cuenta, estarás pasando tus sábados en un centro comercial mientras planeas tu cena frente a la computadora para ponerte al corriente.

Nada va a superar Los Soprano ni Friends. Pues eso.

Quiero leer. Últimamente me he leído Justine de Lawrence Durrell, Sumisión de Houllebecq, el último de Martin Amis, una cosa de John Berger sobre fotografía, relatos que escribió Frederic Beigbeder en éxtasis, Bloody Miami de Tom Wolfe y Padre rico padre pobre. Te parece mucho porque ves series. Y no coges.

Prefiero ver a los actores en el cine. Y no pixelados con subtítulos desfasados.

Pajeros y parejas. Las series son su zanahoria al final del palo. La dosis de autoengaño que justifica sus tristes vidas solos o en compañía. Mientras sean conscientes de ello, todo bien. Lo malo es cuando creen que están haciendo algo útil con su vida.

Ya me las sé antes de verlas (spoilers). Hay una carrera muy idiota para ser el primero en ver una serie. Para demostrarlo se comentan detalles que lo prueban. Y al lado estás tú, enterándote de algo que te arruina la poca emoción que justificaría ver una puta serie.