Por qué son tan caros los videojuegos retro

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Ediciones VICE

Por qué son tan caros los videojuegos retro

Una copia de 'Super Mario Bros.' puede costar más de diez mil pesos, y una de 'Stadium Events' más de un millón.

Si es retro es caro: desde hace unos años, ésta parece ser la filosofía bajo la que trabajan millones de vendedores de videojuegos en plazas, mercados, bazares e incluso ventas de garaje alrededor del mundo. Basta asomarse en cualquier puesto de videojuegos retro para encontrar títulos como Mario Bros. 3 en 350 pesos, solo por el cartucho, con el argumento de que es un juego "raro" y que eso cuesta en línea.

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Así las cosas, desinformación pura. En primer lugar, Super Mario Bros. 3 no es un juego raro; se fabricaron decenas de millones de copias que se distribuyeron por todo el mundo. Otra cosa es que sea un juego que la gente recuerde con cariño y los vendedores le quieran poner un impuesto de nostalgia. En segundo lugar, ni MercadoLibre ni Ebay son una fuente confiable para comparar precios de videojuegos o de artículos coleccionables en general. Al contrario: este tipo de sitios han jugado un papel fundamental en la terrible escalada de precios de los últimos años.

Y así pasa con muchos de los clásicos del Nintendo (cuando me refiera a "el Nintendo" me estoy refiriendo al Nintendo Entertainment System, aunque la gran mayoría de los puntos son aplicables a cualquier otra consola retro). ¿Contra? No lo bajas de 500 pesos. ¿Battletoads? Lo mismo. Cualquiera de las seis entregas originales de Mega Man ya exige precios de locura. Ahora bien, por supuesto que los juegos verdaderamente raros sí existen (por ejemplo, Little Samson y Panic Restaurant), pero incluso esos títulos también han sido víctimas de la burbuja de precios que se infla constantemente gracias a vendedores y coleccionistas.

Vean este juego, por ejemplo: The Flintstones, Surprise At Dinosaur Peak. La foto es original; la tomé yo en mi casa. Desgraciadamente el juego no es mío sino de mi novia, quien lo tiene desde que era niña y hasta hace poco se dio cuenta de su valor en el mercado.

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Lloren de envidia. 'The Flintstones: Surprise at Dinosaur Peak' (1993) fue uno de los últimos juegos que salieron para el Nintendo Entertainment System.

Este sí es un juego raro; es decir, hay relativamente pocas copias en el mundo (a diferencia de Contra y Battletoads, cada uno con millones de ejemplares regados por el planeta). Sin embargo, ¿qué tan raro es en realidad? ¿Cuál debería ser su precio "justo"? Y sobre todo, ¿de verdad existe una manera confiable de responder a estas preguntas?

Empecemos por un simple postulado: todos los videojuegos retro están infladísimos de precio. Volvamos al ejemplo anterior; cualquier coleccionista serio estará de acuerdo en que The Flintstones: Surprise at Dinosaur Peak se trata de un juego relativamente raro y escaso. Sin embargo, veamos su precio en Ebay.

Veinte mil pesos, y sólo por el puro cartucho. ¿De verdad? Yo recuerdo claramente que hace apenas cinco años ese mismo juego —quizá incluso en esas mismas páginas— estaba en menos de cinco mil pesos. ¿Qué fue lo que sucedió? Aceptaría un incremento tan grande en el precio si, por ejemplo, se hubiesen destruido miles de copias en un incendio o algo así. Obviamente eso no pasó; el incremento es mero producto de la especulación.

Algo similar pasa con uno de los santos griales del Nintendo: Stadium Events. Todos conocemos la historia: Stadium Events fue un juego de Nintendo publicado en 1987 por Bandai para el tapete de su serie Family Fun Fitness. Sin embargo, Nintendo rápidamente se dio cuenta del potencial de este nuevo accesorio y decidió comprarle los derechos a Bandai. Así, el tapete del Family Fun Fitness se convirtió en el Power Pad, y Stadium Events terminó convirtiéndose en el clásico World Class Track Meet.

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'Stadium Events' y 'World Class Track Meet' son exactamente el mismo juego; lo único que cambia es el nombre en el menú principal (y, por supuesto, el precio).

Ahora bien, para ese entonces ya habían más de 2,000 copias de Stadium Events en tiendas, por lo que Nintendo detuvo la producción e intentó recolectar las copias que pudo para que en su lugar la gente comprara el nuevo World Class Track Meet. Aun así, algunas personas pudieron quedarse con una copia de Stadium Events, lo que lo convirtió en un juego extremadamente raro y caro.

Sin embargo, para desgracia de la comunidad coleccionista, el juego se convirtió en la piedra angular de los especuladores. Gente con dinero compraba el juego y apenas unas semanas después lo revendía al doble, utilizando la leyenda de su escasez como argumento para subir su precio. Muchas veces quienes compraban el juego eran otros especuladores que poco tiempo después hacían lo revendían, y así sucesivamente, hasta que el juego alcanzó precios absurdos.

No, no leyeron mal. La primera publicación muestra una copia CIB ("Complete in the Box") de 'Stadium Events' en más de un millón de pesos mexicanos. La locura de la especulación.

Y entonces, apenas el año pasado, un tipo llamado Tim Atwood (un "supercoleccionista", como se les conoce en el medio) decidió callarle la boca a todos los especuladores de internet compartiendo una foto de una caja original de envío para tiendas que incluía seis copias selladas de Stadium Events. Su mensaje era claro: no se dejen llevar por los precios de los especuladores, hay más copias de cualquier juego de las que te quieren hacer creer.

Originalmente, nuestro amigo Tim Atwood tenía 12 copias selladas de Stadium Events, y decidió vender seis de ellas a coleccionistas que él mismo escogió después asegurarse de que las guardarían en su colección y no las utilizarían para especular y revender .Supercoleccionista 1 – Especuladores 0. Verdaderamente, no todos los héroes usan capa.

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Situaciones así, a menor o mayor nivel, suceden todos los días. Incluso yo he podido comprobar en carne propia que la marea especulativa no es más que humo. Para dar algo de contexto diré lo siguiente: me considero un coleccionista de videojuegos retro, concretamente de Nintendo, pero nunca me han interesado mucho los juegos sellados o los llamados CIB ("Complete In the Box"; es decir, cartucho, caja y manual). ¿Por qué? Simplemente porque aparte de coleccionarlos a mí también me gusta jugarlos, además de que cualquier juego sellado o CIB exige precios ridículos en el mercado.

Pues bien, hace poco fui al mercado de la Lagunilla en la Ciudad de México en busca de alguna joya perdida. Lo típico es adentrarte en la calle de Florida, preguntar por aquí y por allá, y esperar tener algo de suerte. Creo que esa tarde compré un Rad Racer II y algún otro juego normalito, y entonces llegó la hora de irse.

Sin embargo, mientras me iba pasé por la sección de antigüedades, y entonces sucedió: entre mesas rústicas, candelabros de hierro fundido y fotografías de gente que murió hace muchos años, encontré una copia sellada de la edición original de Super Mario Bros.

La copia sellada de 'Super Mario Bros.' (1985) tal como la encontré en el mercado de la Lagunilla.

El vendedor sabía más o menos lo que tenía, o por lo menos reconocía que un juego sellado valía más, así que me pidió 800 pesos. Le ofrecí 600 y aceptó. Me fui feliz sabiendo que seguramente en internet valdría alrededor de 2,000 pesos. Cuál sería mi sorpresa al descubrir, después de una rápida búsqueda en Ebay, que los especuladores consideran que vale más de 10,000.

Sé lo que piensan, pero no: el tipo no lo estaba dando regalado. Los especuladores le dan un valor exageradamente caro. Si pude encontrar una copia sellada en buenas condiciones en la Lagunilla, les aseguro que existen cientos, quizá miles, de copias idénticas en bodegas, sótanos y garajes de Estados Unidos. O quizá simplemente existen muchas personas como Tim Atwood; coleccionistas que guardan un bajo perfil y que no presumen sus piezas.

La lección es muy clara: si un videojuego retro te parece demasiado caro, lo más probable es que tengas razón. Es por esto que, como miembros de la comunidad coleccionista, no deberíamos nunca comprar un juego con sobreprecio, pues solamente estamos reafirmando el valor que le puso el vendedor y contribuyendo al crecimiento de la burbuja de precios del mercado retro. No hay duda: tanto especuladores y coleccionistas somos culpables de esta desafortunada situación. Es tiempo de remediarlo.

@mexicankaiser