El autor. Foto: Connor Gordon. Ilustración: Ana Jaks
Estaba totalmente convencido de que perdería la virginidad en la universidad, hasta la semana pasada, cuando me gradué.Nunca he hecho votos de celibato por ninguna razón —ni religiosa, ni política ni por alergia al látex—, y aunque a veces soy proclive a tener mis momentos de ineptitud social, no me considero un bicho tan raro como para seguir virgen hasta mi edad actual, 21 años. ¿Y si se trata precisamente de esto? Cuando todo el mundo de tu entorno da por sentado que ya has mojado el churro cuando en realidad no lo has hecho, no es fácil desprenderse de esa sensación de que tienes una deficiencia como ser humano.Sin embargo, el tiempo y varias charlas con amigos sobre sexo y mi falta de experiencia con él me han hecho ver una serie de aspectos propios de los que seguimos siendo vírgenes pasada cierta media de edad. Si estás en mi misma situación, quizá este artículo te aporte cierta tranquilidad. Si eres de los que disfruta metiéndose con personas adultas y vírgenes, tal vez te sirva para reflexionar.
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Tu vida sexual no es el esqueleto del que cuelga el resto de tu personalidad. ¿Sabes esa gente que se hace un tatuaje con un significado superprofundo que se tarda 45 minutos en explicar, pero que en realidad no es nada interesante y tú te das cuenta perfectamente? Pues esto no es lo mismo. De hecho, seguramente sigas siendo una persona superdivertida y normal pese a la virginidad.No hace falta que indagues en tu psique para sabe qué tienes de "malo", porque no hay nada malo en ti; es solo que aún no has practicado sexo.El sexo significa algo distinto para cada uno; no todos le damos el mismo grado de importancia. Seguramente conozcas a alguien cuya vida gire en torno al sexo o que tiene como ídolo a Dan Bilzerian y que incluso paga por tener una cuenta de Tinder Plus. Pero estoy seguro de que también conocerás a alguien para quien el sexo sin compromiso no signifique nada, alguien que prefiere esperar a vivir ese momento con una persona por la que sienta un vínculo emocional.Hay personas para las que la necesidad imperiosa de practicar sexo supera ese miedo inevitable que uno siente ante la perspectiva de un primer encuentro íntimo, aunque para otras personas no es así. Y ni que decir tiene que hay personas con más impulso sexual que otras. Nada de esto es necesariamente positivo o negativo, simplemente es así. No a todos nos gustan las mismas películas ni la misma música; ¿por qué iba a ser distinto con el sexo?Al menos, eso es lo que yo opino. Acepar mi virginidad fue tan sencillo como darme cuenta de que era feliz tal como era, y de que todas mis preocupaciones eran producto de las ideas que me habían inculcado las personas de mi entorno, la sociedad y las películas de American Pie.Ser atípico no tiene por qué ser malo. Vale, sí, he esperado más que la media para mantener relaciones, pero no creo que sea como para montar un drama. Muchos amigos me aseguran que el sexo no les preocupaba mucho hasta que lo practicaron con la persona que amaban.El clásico estereotipo del que tiene su despertar sexual tarde es el de un tipo raro que, por más que se empeña, no consigue acostarse con nadie. Will en The Inbetweeners, McLovin en Supersalidos. Pero no todos somos unos salidorros con la única fijación de echar un casquete. Además, algo tan personal como el sexo no debería verse como una competición: si no sientes un gran deseo por practicarlo, no tiene sentido buscarlo simplemente para "demostrar" algo.El estigma de ser virgen implica que la mayoría de nosotros evita hablar del tema. Mientras nuestros amigos cuentan sus batallitas sexuales, nosotros preferimos pasar desapercibidos y reírles las gracias mientras pensamos en algo que podamos aportar a la conversación y que no quede demasiado del estilo Virgen a los 40.La sociedad nos ha hecho creer que no somos normales, que somos seres aberrantes, extraños. Si a eso añadimos el hecho de que hablar de sexo sigue siendo tabú en determinadas circunstancias, resulta fácil imaginar por qué nos cuesta tanto sacar el tema a colación, lo que a su vez refuerza aún más esa idea equivocada de que ser virgen a los 21 es una absoluta extravagancia.En serio. Lo cierto es que la mayoría de la gente de tu entorno no te juzga por eso. Siempre habrá algún indeseable que se burla de las personas vírgenes, pero son contados y, a fin de cuentas, su opinión es irrelevante. El sexo no es más que otra experiencia. ¿Te molestaría que alguien se burlara de ti por no saber conducir?Por lo general, la gente ve la virginidad como lo que es: una decisión personal, una situación que no requiere más explicación.anajaks.co.uk / @connorgordonphotography / @chloe_oreficeMás en VICE:Acabo de perder la virginidad con 30 añosDiez preguntas que siempre has querido hacer a una pareja que se ha mantenido virgen hasta el matrimonioHistorias reales sobre perder la virginidad
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