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Música

Valle Bravo: Un EP que evoca recuerdos, sueños perdidos

Recuerdos De Un Sueño Perdido, un grupo que rápidamente podríamos ligar al sonido del post-hardcore, recién lanzó su EP debut, ‘Valle bravo’

Toda mi adolescencia se la dediqué al después del HC, a esa música que brotó a finales de los ochenta y gran parte de los noventa, gracias a aquellas viejas agrupaciones donde tocaba Guy Picciotto (One Last Wish, Rites of Spring, Fugazi); junto a otros proyectos del mismo estilo y con la misma pasión por la música (Embrace, Moss Icon, Heroin, Antioch Arrow, Portraits of Past, Lincoln y demás bandas provenientes de Washington, DC y la costa oeste de los Estados Unidos).

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México, hace más de diez años podía presumir distintos grupos que, para aquel entonces, se atrevían a hacer ese estilo de hardcore diferente, poco entendido, raro, juzgado, a la filosofía chaos is me o 13 songs ; como lo fue el sonido embrollado y matemático de Arse Moreira y The 39 Steps; la violencia y exaltación de Maladie o Carlton Banks; los momentos insondables y Juan Rulfianos de Arcadhianonstabian; o aquel subgénero cómico y jovial del cual nos hicimos adeptos mis amigos del poniente de Monterrey y yo, cuando nos hacíamos llamar Zarathustra Has Been Killed In The 70’s: “emo nihilista con fuertes influencias de filosofía nietzscheana”.

En el presente la nostalgia y el añorar a viejas bandas de post-hardcore, screamo (verdadero) y emo (de los noventa) flota en la memoria de un sinfín de personas que, como yo, no hace mucho acaban de llegar al tercer piso de la vida, acaban de apagar treinta velas en un pastel de cumpleaños, para así mortificarse y comenzar a aceptar que los problemas de salud gastrointestinales conmemoran el éxtasis y el frenesí del desmadre a plenitud que viene y va en alguna canción ligada a todo eso que ahora es pasajero, y solía salirse de la línea, estética y estereotipo del hardcore que forjó Ian MacKaye junto a Minor Treath y otras bandas similares de los ochenta.

La gran mayoría de las agrupaciones emblemáticas y ligadas al después del HC hoy están muertas, se refugian en otros estilos musicales, en otras actividades relacionadas con el arte. Sin embargo, nuestro país desde hace algún tiempo ha tenido proyectos que de alguna forma se aferran a esa pasión + violencia que alguna vez existió. Grupos como Nazareno El Violento, Le Mat, Die Alone, Boca Negra, Joliette, Desdén, 90’s, El Gran Orgo, No Somos Marineros, Te Lloraría Un Puto Río y más, tienen –o tenían– ese sonido emocionante, excéntrico, por momentos sublime; pero principalmente hecho a base de impulso y entusiasmo.

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Y justo a principios de este año apareció un nuevo grupo llamado Recuerdos De Un Sueño Perdido, que apenas, a mediados del mes de enero lanzó su primer material: un EP que consta de seis hermosas canciones llamado Valle Bravo.

El álbum lo editaron ellos mismos y en esencia suena a aquel tiempo, a aquella música asociada con los gritos, las vibraciones, el estruendo y hasta con el cliché de lo “existencial”.

Aun cuando el estilo en los últimos años tomó popularidad y los grupos que surgen suenan a North Of America, A Day In Black And White, Envy, Yaphett Kotto, Hot Cross, Karate, Yage, etcétera; me atrevería a decir que, mundialmente, a cualquier proyecto que en el presente intenta hacer, tocar, ejecutar –por decirlo de una manera simple– un subgénero bastardo del punk, su principal etiqueta –buena o mala– será el horrible término de “skramz”.

De hecho esta etiqueta que algún día Jayson Green, vocalista de Orchid aborreció, se ligará con todo lo que envuelve a Recuerdos De Un Sueño Perdido. Pero comenta Iván “Chapu”, su baterista, “simplemente queremos ser escuchados y salir a tocar por toda la ciudad con esta nueva propuesta”.

Y cuando a me refieron que Recuerdos De Un Sueño Perdido es una banda notablemente nueva, es porque apenas se formó a mediados de 2017, en Ciudad Satélite, Estado de México, quienes anteriormente, y conociendo la escena de música independiente de la CDMX, alguna vez formaron parte de proyectos algo similares como Tokyo Eye, Words, Dotzd y B-301.

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Recuerdos De Un Sueño Perdido inició después de que Chapu y Ashel, el guitarrista, se conocieron por vivir en la misma zona de Ciudad Satélite.

“Nos dimos cuenta que teníamos las mismas influencias y gustos musicales como American Football, Jeromes Dream, Suis La Lune, entre otras bandas. Fue así como nos juntamos a ensayar y las cosas fluyeron por si solas”, explica Chapu.

La banda para aquel entonces había iniciado como un dueto, tal vez como un hobbie. No obstante, justo antes de meterse a grabar Valle bravo en su propio cuarto de ensayo, ingresó Macías a tocar la segunda guitarra y Mauricio a complementar a Recuerdos De Un Sueño Perdido, tras encargarse del bajo y los gritos.

Entre los seis temas que integran a Valle Bravo, únicamente los dos primeros, “Shiba Inu” y “Siempre la misma fórmula”, son las canciones que contienen gritos, frases cortas; como si se tratara de haikus, los cuales muchas bandas del estilo solían y continúan introduciendo en sus composiciones. Mientras que las otras cuatro canciones restantes: “Debería irme pronto”, “Sin memoria”, “Nada es suficiente” y “Escultores”, son melodías instrumentales, donde se mezclan diversos ritmos y las influencias que menciona Chapu.

Valle Bravo, en una época donde otros subgéneros del punk parecen estar en boga dentro de los circuitos subterráneos, es un EP que viene a refrescar el ambiente musical, a un estilo completamente ligado con las décadas del ayer, y que muchos aseguran, no existe desde hace mucho tiempo. Pero a pesar de eso, Recuerdos De Un Sueño Perdido y su material debut, celebra y da a conocer –otra vez– ese sonido profundo, afligido y ardiente; demostrando que el verdadero espíritu del post-hardcore que no hace mucho volvió a revivir Drive Like Jehu con algunas presentaciones en vivo, la brevedad del verdadero screamo que perdura en disqueras como Ebullition Records para toda la eternidad, y lo nostálgico del emo noventero que The Van Pelt volvió a sentir con la re-edición de uno de sus discos gracias a La Castanya Records, perdura y vuelve a dar de que hablar con agrupaciones que son recuerdos, son sueños perdidos.