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José Alejandro González: Cuando uno lo deja todo y arranca, entra en un modo diferente de existencia. Tu labor en el mundo cambia y una fuerza brutal comienza a empujar los días […] Lo que realmente me impulsó a desarrollar mi trabajo es que provengo de una sociedad clasista y cruel que se ha acostumbrado a vivir separada por una condición social, y en este viaje reafirmé que toda América sufre de lo mismo y que en el fondo nos estamos es perdiendo de muchas oportunidades.¿Qué percibiste de la gente que encontraste en este recorrido tan extenso?
Descubrí, reafirmé y creé en mi cabeza la idea de que en el fondo esas diferencias sociales nos tienen alejados como seres humanos, llenos de miedo del desconocido. Nadie se anima a conocer a alguien que no habla como él y cuando te atreves a hacerlo descubres silencios, formas de vida, reacciones increíbles y te vas a dormir con la idea de que todos somos buenos. La gente es maravillosa.
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Es la búsqueda del sueño no americano, un sueño al revés que comienza en cualquier cocina de un restaurante en Manhattan y que sigue la ruta de Centroamérica en busca de rostros mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, nicaragüenses, costarricenses, panameños y colombianos. Son los rostros de una sociedad que resiste con dignidad a un panorama de falta de oportunidades y violencia, y que se mantiene en una lucha constante bombeándole vida al continente. La gente y nada más.