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Vecinos y consorcios: el dolor de cabeza de los argentinos

La vida en propiedad horizontal acarrea muchas responsabilidades: reglamentos, administradores, consorcios y pagos de expensas. ¿Cómo es la convivencia entre extraños dentro de un edificio y cuáles son los conflictos más insólitos?
Foto cedida por @Derechoenzapaitllas

Artículo publicado por VICE Argentina

Vivir en un edificio mal administrado puede ser la peor experiencia de cualquier inquilino o propietario. Convivir con personas que no elegimos puede causar malos entendidos inevitables, decenas que personas de distintas generaciones en la misma dirección, sin conocerse profundamente, pero mostrando parte de su intimidad con ruidos molestos, mascotas y fiestas.

El consorcio es la manera que encontraron estos lugares para organizarse y poder así, convivir adecuadamente con una administración que se adapta a los espacios particulares. Sin embargo, esto no implica que la gente no vaya a pelearse, discutir o amenazarse. El consorcio puede ser algo de lo que podés ocuparte y preocuparte, ir a las reuniones, participar y opinar junto a viejos amargados que dedican días en observar las marcas que los jóvenes dejan en las paredes, las marchas de humedad de los caños rotos y la basura abandonada en el medio del pasillo. Eso no preocupa tanto, pero al ver cuánto cobra el encargado y el desglose de las expensas no podés dejar de preguntarte en qué se gastan tus expensas y cómo se hace para mantener un lugar en común entre todos los vecinos.

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A partir de ahora, “todo el consorcio se deberá manejar obligatoriamente desde una web oficial estatal, adonde administrador subirá gastos, expensas y demás”, cuenta Derecho en zapatillas sobre la Nueva ley porteña.

En mi edificio, en el barrio de Colegiales, Buenos Aires, vive una señora a la que llamo “La Loca del Consorcio”, esta señora deja carteles en el ascensor sistemáticamente para que los vecinos sepamos dónde dejar la basura, qué pasa con la terraza, cómo no olvidarse de pagar las expensas. Mensualmente me pregunto si el gasto de las cartulinas viene en el resumen de pago como extraordinarias.

Ascensor del edificio de colegiales

Ascensor del edificio de colegiales

Pregunté a personas que viven en edificios cuáles fueron los problemas más extraños que tuvieron con su consorcio y cómo fue resuelto:

Federico, 30 años, músico. Edificio en el barrio de Barracas

En mi edificio hay dos facciones, una es más conservadora y otra es más liberal, la mayoría de los que viven acá ronda entre los 45 años para arriba, es un edificio de los año 80 y vive gente de toda la vida. Ahora están casi todos jubilados y se les dá por pelear seguido entre los vecinos. Una de las grandes batallas en el consorcio fueron los cuadros. Estaban viendo de pintar el edificio y cambiar la estética, la facción más conservadora dijo que los cuadros no se iban a mover de ahí. Eran unos cuadros de mierda, de esos que vienen con la foto puesta dentro del marco, estaban en el palier. Las discusiones eran violentas, con amenazas, con carteles dirigidos a vecinos en ascensores. Finalmente decidieron que no se iban a sacar los cuadros, que sólo iban a pintar la pared.

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Un día una vecina me dijo: "Fede tenés que sacar vos los cuadros, te doy un destornillador". A mi me daban igual, sé que es el palier más incogible del mundo, sacar los cuadros no va a ayudar, pero ella insistió, me dio un destornillador y me convenció de sacarlos por la noche. Yo me olvidé y luego de unos días veo que alguien había pintado los marcos de rojo, es decir, los marcos eran dorados y alguien los pinto de rojo!

Cuadros del palier de Federico

Al otro dia apareció este cartel.

Fotos del ascensor de Federico

Finalmente alguien se los llevó y los puso en la casa. Alguien de la facción conservadora.

Camila, 27 años, cineasta. Edificio en el barrio de Palermo.

Me mudé en octubre del año pasado a un edificio muy bonito, apenas entro veo que hay quilombos con la administradora, la mujer tenía todo en su cuenta personal, no daba explicaciones, siempre ponía excusas extrañas. Una vez apareció con la boca hinchada, diciendo que no podía hablar por la anestesia, y así seguían los días, sin explicar en que gastaba la plata de las expensas de todos. A veces se olvidaba y mandaba audios con la misma excusa que había inventado el mes anterior. Una día desapareció, se fue con la plata y nos quedamos dos meses sin administración. En el medio tuvimos problemas de agua, de octubre a marzo, por eso no tuvimos la pileta durante el verano y nos teníamos que bañar en ciertos horarios, muchas veces me quedé sin agua en el medio de la ducha, una mierda.

Con la nueva administración que entró aumentaron todo, pase de pagar 1500 pesos de expensas a 3500, por suerte lo hablé con la dueña del departamento y llegué a un acuerdo coherente.

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Terraza de Camila

Otras de las cuestiones que pueden debatirse dentro del consorcio son las mascotas, Derecho en zapatillas nos explicó que "si el Reglamento permite las mascotas, o no dice nada, entonces, en principio, están permitidas". En muchos casos, se discute en las asambleas algunos problemas que los animales hogareños pueden causar: si ladran, maúllan, defecan en los ascensores, corren por los pasillos. En estos casos, es la administración quien decide como afectaría a todos los vecinos por igual.

Francisco, 28 años, periodista. Edificio en el barrio de San Nicolás.

Nos mudamos a este edificio hace siete años. La pared del pasillo ya estaba rota, muy rota. En ese entonces me quejé con la administración pero siempre me decían que tenían otras prioridades, me lo creí porque es un edificio viejo. Lo cierto es que robaron mucho dinero. Cambiamos a otra administración hace poco, quienes contrataron un encargado que no sólo no ayuda en nada sino que miente. Hace unos meses le preguntaron por mi pasillo y me enteré que les dijo que no se podía arreglar porque yo tenía un problema con una filtración. Apenas me enteré baje a decirle de todo, nos puteamos y se armó un escándalo. Este mes, después de siete años, logré que la arreglen.

Pasillo de Francisco

Martín, 35 años, economista. Edificio en el barrio de Caballito.

El año pasado iba a hacer algunas reformas en mi departamento las que incluían el pintar por completo. Como tenía dos paredes (una en el living y otra en la cocina) que habían tenido humedad y le correspondía que la pague la administración, me comuniqué para decirles que yo pagaba y después les pasaba la factura.

Después de varias vueltas para que baje el costo (sin mandarme a alguien que lo presupueste) el administrador aprobó el presupuesto. Terminado el trabajo le mando por mail una foto de la factura y le consulto cuándo me devuelven la plata. A partir de ahí no me contestaron más los mails, hasta que le envié una carta al administrador lo que hizo que automáticamente se contactara y me dice (en tono imperativo) que me lo iba a devolver en cuatro cuotas por la complicada situación financiera del consorcio. Tuvimos varios intercambios con respecto a que me pague intereses por la inflación y otras yerbas hasta que acepto las cuotas pero le pido que me haga transferencia electrónica.

Vencido el plazo de la segunda cuota mando mail y por dos semanas no me contesta hasta que recibo el dinero. Al otro mes recibo la liquidación de expensas y la cuenta del consorcio tiene un saldo a favor de 138.000 pesos, mientras que a mi me debía 5.000 pesos. Le mando un mail diciéndole que me mintió y lo de la difícil situación financiera. Pasaron varios días sin que me conteste y me transfiere una parte, entonces le envío otro mail y le digo: "me estás tratando de boludo", a lo que me responde (siempre por escrito): "Me parece que debés ser un boludo".

Lo primero que pensé es ir a cagarlo a trompadas, pero no es mi estilo. Así que me dediqué a pedirle todo tipo de información para verificar su trabajo y encontré varias irregularidades.

Mail del administrador