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Así es como el mundo se acaba, no con una explosión

La lluvia sólida podría ser la solución para la pobreza alimentaria

Actualmente existen plantaciones de nogales en el desierto de Chihuahua donde se ha ahorrado hasta 80 por ciento de energía y agua con esta técnica.

El ingeniero mexicano Sergio Rico Velasco tomó el mismo principio de absorción que se utiliza para hacer pañales desechables y, a partir de ello, revolucionó los métodos de siembra y riego en la agricultura. Los silos de agua (un polvo hecho a base de potasio) podrían ayudar a combatir en gran medida los problemas de hambre y pobreza que han sido un foco rojo latente desde siempre a escala global. "Éste es un proceso que la NASA desarrolló hace como 50 años cuando se buscaban nuevas técnicas para los viajes espaciales", me dijo Rico Velasco en entrevista. La "lluvia sólida" (así se le llama al efecto que tienen los silos de agua sobre el líquido) contiene polímeros hidroabsorventes que permiten la adhesión de moléculas; esto provoca que las gotas de agua se conviertan en pequeñas partículas de gel que logran mantenerse en ese estado hasta por 40 días. Así, al mezclar estos polvos tecnológicos con el agua de lluvia, ésta puede almacenarse en costales para los tiempos de sequía y con ella se pueden regar sembradíos en lugares áridos. La lluvia sólida se mezcla junto con la tierra, la cual funciona como una especie de recipiente que evita el proceso de evaporación del agua. Así, el agua en gel permanece siempre cerca de la raíz para que ésta pueda seguir aprovechando sus nutrientes.

Después de seis años de investigación y 12 años de pruebas con el polímero activo ya existen sembradíos en México y España que utilizan los silos de agua. Actualmente existen plantaciones de nogales en el desierto de Chihuahua donde se ha ahorrado hasta 80% de energía y agua con esta técnica. Si los datos que arroja el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) son reales, la población en la Tierra para 2050 está estimada en diez mil millones de habitantes. Los silos de agua podrían, en cuestión de producción de alimentos, ser la salvación de este siglo.