Igloofest por Peter Ryaux Larsen
Presentado por Destination CanadaEl Igloofest le da la vuelta al invierno. Cada año, entre mediados de enero y principios de febrero, desde el año 2007, este festival se apodera del viejo puerto Jacques-Cartier a las orillas del río St. Lawrence en Montreal y reúne a locales y turistas para calentar sus cuerpos con lo mejor de la música electrónica de nuestros tiempos. No solo contribuye a la oferta cultural al aire libre durante estos meses, sino que adapta la diversión colectiva a su versión invernal.“Al principio parecía una idea tonta”, dice Nicolas Cournoyer, cofundador del Igloofest y uno de los cerebros detrás de Piknic Électronik, pieza fundamental de la escena electrónica de Montreal y parada obligatoria para los festivaleros de todo el mundo. “Nos reímos de eso y pensamos, ‘¿Por qué no?’ […] Hay gente que quería experimentar algo al aire libre, música electrónica, y decidimos montarlo durante el invierno”. Con el tiempo, la apuesta de los organizadores pagó y con creces: anualmente, el festival recibe decenas de miles de asistentes que sólo viajan a Montreal durante el invierno para asistir al Igloofest.A lo largo de sus 13 años de existencia, los dos escenarios del Igloofest han recibido a una larga lista de pesos pesados de la música electrónica, como Modeselektor, SBTRKT, Nina Kraviz, Ellen Alien y Carl Cox, por mencionar algunos ejemplos. Tan solo en su edición 2019, más de 60 artistas y VJs derritieron el hielo del invierno montrealés con sus beats, a lo largo de tres fines de semana. Con carteles que juntan a DJs y productores de renombre internacional con talentos emergentes y representativos de la escena local, la programación de este año presentó a Four Tet, Nina Las Vegas, Jacques Greene, Shaydakiss y fue el escenario para el regreso triunfal de Diplo.Este año, además, la organización dio por primera vez el paso de llevar al Igloofest fuera de la ciudad, directamente a la montaña de Le Massif de Charlevoix, un popular destino para esquiar, al norte de la ciudad de Quebec. A partir de este año, Off-Igloofest hará equipo con el evento deportivo y de moda, Massif Open, para ayudar a perfeccionar su fantasía invernal.Pero el atractivo del Igloofest no se limita a escuchar música en vivo. “Describiría al Igloofest [como] el paraíso invernal rave definitivo”, cuenta el productor AC Slater en el after-movie de la edición 2019 del festival. Y no bromea. Más allá de ser una fiesta bajo cero, Igloofest abraza el invierno en su esplendor. El puerto Jacques-Cartier, donde se realiza el festival, se transforma en el Igloo Village e impacta por sus espectaculares conceptos arquitectónicos y magia visual. Es la creación inigualable de todo un nuevo mundo que hace del invierno el escenario perfecto para bailar toda la noche; y termina por evidenciar que nadie ama tanto el invierno como los creadores y asistentes del Igloofest.
Cada año, este festival se supera con los montajes, que incluyen, además de ambos escenarios, decoraciones e instalaciones de hielo y acero, al igual que atracciones para ambientar la velada: fogatas para calentarse y asar malvaviscos, resbaladillas heladas y una secadora gigante para huir a ratos de las bajas temperaturas.Obviamente, hay que asistir pero muy bien abrigado, lo más tapado posible. Eso, sin embargo, no impide que la ropa resulte un vehículo de expresión individual y comunitaria. Es más, el Igloofest motiva a la gente a vestir sus prendas más irreverentes con su popular concurso Iglooswag. La icónica y ya tradicional competencia propone temas distintos para cada uno de sus fines de semana, y anima a la gente a disfrazarse, a usar trajes de nieve inusuales o los enteritos más llamativos para ganar alguno de los codiciados premios en juego.Ningún festival como el Igloofest celebra así el invierno. Este es un evento donde la fiesta no existe a pesar del frío, si no gracias a éste. Para miles, el descenso de la temperatura en Montreal es la oportunidad única de pasarla muy bien en las calles, con calor asegurado gracias a sesiones de baile sudorosas, cortesía de una programación magistralmente acertada.
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Cada año, este festival se supera con los montajes, que incluyen, además de ambos escenarios, decoraciones e instalaciones de hielo y acero, al igual que atracciones para ambientar la velada: fogatas para calentarse y asar malvaviscos, resbaladillas heladas y una secadora gigante para huir a ratos de las bajas temperaturas.