Artículo publicado originalmente por VICE Australia, leer en inglés.Si comes un filete de 500 gramos, también estás consumiendo alrededor de 7,700 litros de agua. La mayoría es para regar los seis metros cuadrados de maíz o granos que se necesitan para alimentar medio kilo de res. Y seguro, medio kilo de res servida con ensalada y papas a la francesa es una comida deliciosa, pero también es una forma muy ineficiente de obtener proteína. Y en especial cuando consideras que el Planeta Tierra gana 83 millones de personas extra cada año, todos hambrientos por consumir proteínas.
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Pero hay una solución. Los científicos lo llaman entomofagia, o sea la práctica de comer insectos. Dicen que una dieta rica en insectos puede proporcionar a nuestra creciente población las mismas proteínas, grasas, aminoácidos, vitaminas y minerales que el ganado tradicional, pero sin desgastar nuestros recursos naturales.La ONU ha sido crucial en este esfuerzo, imponiendo la entomofagia como parte de la cultura popular en el artículo de 2013: Edible insects: future prospects for food and feed security. El artículo fue descargado 2.4 millones de veces en sólo 24 horas, y como podrás recordar, 2013 fue un año en el que la gente gustaba mucho decir cosas como: “parece que en el futuro prepararán las hamburguesas con grillos”.Pero ahora, cinco años después, esas siguen siendo especulaciones. Los ecosistemas del mundo están en peores condiciones mientras que otros 500 millones de personas nacieron. Y aún así, nadie está comiendo insectos, lo cual me hace preguntarme: ¿realmente una dieta de insectos es la solución?Decidí descubrirlo.
Preparación
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Lunes
Como necesitaba ayuda, contacté el profesor Arnold Van Huis, quien es el líder más importante de entomofagia y coautor del artículo de la ONU mencionado antes. Fui sincera con Arnold sobre el miedo a los insectos y me aseguró que la mayoría de la gente está más dispuesta a comer insectos si los esconden. “Existen varios estudios sobre la actitud de los consumidores y esos estudios señalan algunas opciones como esconder los bichos en pan, fideos o pastas", me dijo vía Skype.
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Pero el reto, admitió, es reemplazar mis ingredientes básicos veganos, como el tofu y las legumbres con insectos. “Que no sea una botana”, me recomendó. “El reto es convertirlos en alimentos básicos”.Más tarde esa noche calenté de nuevo mi comida y las larvas fritas no eran tan horribles. Sus cuerpos duros añadieron una textura como "echalote" al plato, pero sólo pude comer la mitad porque sys ojos me miraban. También me puse paranoica por la idea de tener una pierna atorada entre mis dientes y me fui a la cama sintiéndome una fracasada.
Martes
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Esa noche, me acerqué a la cena con un espíritu de competencia. Si un niño de 12 años come bichos, ¿por qué yo no? Así que preparé unas tarántulas con un poco de cerveza y aunque los primeros arácnidos, del tamaño de mi mano, eran los bichos más intimidantes de todos, sus cuerpos eran correosos y difíciles de morder, todo un platillo gourmet.Como nota al margen: ninguno de mis roomies pudo verme comer las tarántulas, lo cual fue un poco irritante. Todos comen carne de forma regular, pero les dio asco la tarántula. ¿Por qué?
Miércoles
Quizá necesitaba un poco de apoyo moral. Así que arrastré a mi novio a comer hamburguesas conmigo, preparadas con vegetales y grillos. y aunque las hamburguesas estaban descuidadas, verlo comer un cuarto de libra de grillos me hizo sentir segura. Logré comer la mitad de la hamburguesa antes de sentirse enfermo. Y entonces a mí también me dio asco.
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No poder comer toda la comida que preparé también me molestó a nivel ético por ser vegana. Antes de intentar esta dieta, pulía cada plato; literal, lamía los platos en los restaurantes porque suponía que era mejor si lo digería mi estómago que un basurero. Pero ahora, tiraba estos smoothies de 15 dólares sin dudarlo. Y como amo a los animales y juzgo cruelmente a cualquiera por comer carne, no tenía sentido.
Jueves
Me salté el almuerzo, todavía llena de confianza y fui directamente por la comida principal. Pero esa noche estaba haciendo tortillas de chapulines cuando descubrí un cabello rubio dentro del empaque. Ya con náuseas, los chapulines —enormes insectos que me intimidaron— ahora me parecían peligrosamente antihigiénicos. Entonces, de nuevo todo se vino abajo y tuve otra recaída en la cocina.Es interesante que el profesor Arnold Van Hius me había dicho que los insectos eran una comida mucho más segura que el ganado. Los cerdos son mucho más parecidos a los humanos, me explicó. “Si tienen patógenos significa que estos pueden ser peligrosos para los humanos". Entonces, me recordé a mí misma que los saltamontes también son diferentes como para presentar patógenos que nos afecten y me tragué la tortilla. Pero igual vomité y seguí llorando.
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Viernes
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