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Hace unos meses, volvió a surgir el tema de si existen casos de adicción a la MDMA, así que pregunté a mis compis de Energy Control y me hablaron del maravilloso libro de nombre éxtasis (MDMA), firmado por Fernando Caudevilla Gálligo.La 3-4 Metilendioximetanfetamina (MDMA o éxtasis), fue creada en 1912 por casualidad, olvidada hasta los años 40, redescubierta por Alexander Shulgin durante la década de los 60. Durante las décadas de los 70 y 80, las anfetaminas predominaban en las fiestas, aunque fue durante la década de los 80 en España cuando unas sustancias, relacionadas con el éxtasis empezaron a verse en las primeras discotecas ibicencas, mal llamadas “mescalinas”, por su poder alucinatorio. Sin embargo, esos primeros comprimidos solían contener MDA o MDEA, sustancias con efectos parecidos pero no idénticos a la MDMA, la cual presenta menos potencial alucinatorio pero con unos efectos empatógenos o prosociales, que son los principalmente buscados por las personas que lo consumen.
A día de hoy, la mayoría de la sociedad ha escuchado o conoce de alguna forma la MDMA, y siempre se puede consultar sobre ella en Energy Control. Esta droga ha estado asociada a las fiestas de música electrónica, al igual que otras, pero los casos más comunes de adicción o problemas de consumo a largo plazo en ese mundo no suelen tener como eje central el consumo de éxtasis.No obstante, no se deben obviar los casos de muertes en los cuales el consumo de éxtasis estaba presente de forma directa o indirecta. Al ser una sustancia tóxica que altera el funcionamiento normal del cuerpo, es complicado en algunos casos dilucidar la causa de la muerte. Esto se debe a consumos simultáneos y mezclas de sustancias y aspectos del contexto como la falta de agua en el lugar o la deshidratación, elevadas temperaturas y otras desgracias que, junto con una dosis excesiva de esta sustancia, y si tu estado de salud no es el de un runner profesional, pueden conllevar que acabes en el hospital por un golpe de calor o de mañaneo infinito en la rave de Dios y bailando junto a Keith Flint.En la bibliografía general y en las estadísticas oficiales hay muy pocas referencias a casos de atención o admisiones a tratamiento por un trastorno de consumo de MDMA y mucho debate sobre su capacidad adictiva, siendo un 0,1 por ciento* de los casos respecto al resto de sustancias. Aunque las estadísticas de tratamiento parecen no decirnos mucho (al contrario que las de los casos por alcohol), no hay que olvidar que no es algo que no pueda ocurrir, aunque suele ocurrir de forma simultánea a otros consumos, problemas emocionales o contextos disfuncionales, algo que el programa Mi extraña adicción o Callejeros nos ha permitido corroborar, aunque sin pretensiones científicas."Aunque las estadísticas parecen no decirnos mucho, no hay que olvidar que no es algo que no pueda ocurrir, aunque suele ocurrir de forma simultánea a otros consumos, problemas emocionales o contextos disfuncionales"
A pesar de afectar igualmente al sistema de recompensa, parece no hacerlo de forma tan directa como la metanfetamina o la cocaína. Otra de las diferencias es la vía de administración o forma de consumo, para la cual siempre es más recomendable la vía oral, en forma de comprimidos, cápsulas o “bombetas”, mejor que mojar con el dedo, echar en la copa o esnifar. La velocidad a la que llega a la sangre y el tiempo y la forma que tarda en eliminarse difiere de sustancias como la heroína, por lo que parece que tampoco condicionaría la conducta por esos factores, aunque existe un debate abierto sobre su toxicidad debido a su cadena de metabolización.Junto a todo esto, el éxtasis presenta unas características idiosincráticas que lo asocian a unos contextos determinados, como puede ser una rave, un club de electrónica o una macrodiscoteca, y no a otros como pueden ser barrios marginales o lugares públicos de socialización, como los bares. Este aspecto supone que el contexto tiene más influencia en el desarrollo de una adicción de lo que se piensa. Si no, la gente seguiría bailando en Ibiza desde el verano del 87, aunque lo mismo alguno queda."Una adicción implicaría extrapolar el consumo a todos los contextos hasta el punto de sobreponer el consumo a cualquier contexto o demanda social que nos surja, desde ir al curro o comer hasta dormir"
Hasta aquí, todo bien, si no sueles salir mucho de fiesta o no te mueves en contextos festivos. Pero, ¿qué pasa con la gente que casi todos los fines de semana sale de fiesta, visita clubs o discotecas?El problema del consumo no solo está en el desarrollo de una adicción, en el caso del éxtasis parece residir en el abuso durante el consumo, algo que puede pasar desapercibido pero que podría resultar ser igual de nefasto que una adicción a largo plazo. Abusar implica un consumo excesivo, continuado o regular en el tiempo, que puede crear un hábito en contextos concretos, pero no tiene por qué extrapolarse a otros. De esta forma, alguien puede llevar una vida normal entre semana y de viernes a domingo vivir en un constante límite de sufrir un ictus o cualquier problema cardíaco.Durante los años que llevo en el mundo de las fiestas no ha sido difícil observar cómo se suele abusar del consumo de MDMA, bien por desconocimiento o por desinhibición general debido al cóctel de sustancias ingeridas. También he visto gente lamiendo el paracaídas de forma impulsiva antes de tirarlo al suelo de la pista, por lo que deduzco que hace falta alguna información acerca de cómo debería consumirse el éxtasis para poder aprovechar al máximo su potencial, pero sobre todo, para evitar riesgos en tu salud como que tu mandíbula baile entre tus hombros, luzcas tu tatuaje en el mañaneo del parking de fin de año, alcances casi 40 grados de calor corporal, o te comas una pastilla que no contenía MDMA y no lo cuentes."El problema del consumo no solo está en el desarrollo de una adicción, en el caso del éxtasis parece residir en el abuso durante el consumo, algo que puede pasar desapercibido pero que podría resultar ser igual de nefasto que una adicción"
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Hay que tener en cuenta que uno de los factores importantes en el abuso de éxtasis también es la tolerancia, sin olvidar que este efecto se produce debido a un consumo regular que, en el caso de la MDMA, no es nada recomendable, por lo que se establece un mes como mínimo de separación entre consumos. Además, si estás tomando antidepresivos, debes saber que es muy probable que no experimentes efectos después del consumo, ya que afectan también a la serotonina y las vías suelen saturarse, no siendo recomendable la mezcla de dichas sustancias.La dosificación es otro de los aspectos cruciales para evitar el abuso o los riesgos de la M, por lo que el análisis de pastillas o cristal de MDMA para saber: si contiene MDMA o no, su adulteración o su proporción relativa de MDMA puede ayudar a no cagarla. Se debe analizar siempre y calcular la dosis de consumo, siendo recomendable entre 1 y 1,5 mg/kg, para evitar pasarse. Además, claro está, de evitar el consumo de otras drogas (como puede ser el alcohol), que aumenta los riesgos físicos y favorece la desinhibición, siendo un cóctel que puede llevarte a volver a mojar con el dedo a las cuatro de la mañana, cuando tu colega abre el mocho y tú no puedes ni sujetar el vaso, a comerte ese cacho fluorescente de pastilla que te ofrece el guiri de tu izquierda minutos antes del cierre en un momento casi apoteósico, aunque el ciego que viene después puede llegar a ser apocalíptico, por lo que siempre hay que beber con moderación.
El consumo regular suele asociarse a problemas de sueño, falta de apetito y de concentración, síntomas depresivos y aspectos disfuncionales como impulsividad, además de diversos problemas cardiopáticos. Sin embargo, suele estar presente el consumo de otras drogas que pueden aumentar estos síntomas del consumo, pero por esta razón el problema general que puede extraerse de todo es el abuso de sustancias durante el consumo.Por lo tanto, deberíamos tener un poco más presente el triángulo de Zimberg cuando decidamos consumir. Esta figura la forman tres elementos: la persona, el contexto y la sustancia. De esta forma, en cada fiesta o momento de consumo se busca establecer un equilibrio entre los elementos que permita disfrutar de la experiencia y valore su adecuación a cada uno de ellos. Además, siempre se recomienda partir de un dogma en el consumo: “menos es más”, primando así la experimentación de los efectos frente a un abuso que implica más sensaciones fisiológicas que rozan lo patológico.En conclusión, todas las personas podemos llegar a ser adictas a cualquier cosa, así que no se debe desestimar por completo, pero parece que es algo extraño e inusual. Los determinantes de una adicción dependen de muchos factores y pueden cambiar a lo largo del tiempo, por lo que siempre es necesario un momento de reflexión sobre el tipo de consumo que hacemos.Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado."Los determinantes de una adicción dependen de muchos factores y pueden cambiar a lo largo del tiempo, por lo que siempre es necesario un momento de reflexión sobre el tipo de consumo que hacemos"