Mucha gente en Barcelona esperaba el día de ayer como una especie de batalla final. La semana para casi todos los barceloneses ha sido intensa y confusa y la huelga general de ayer, 18 de octubre, convocada por la Intersindical-CSC y la IAC en reacción a la sentencia del Procés, coincidía con la llegada a la ciudad de las cinco Marxes per la llibertat, procedentes de Girona, Vic, Berga, Tárrega y Tarragona. Por si esto fuera poco, la policía había alertado de la llegada a la ciudad de grupos antisistema procedentes de Italia, Francia y Grecia. Estuvimos todo el día en la calle chequeando el ambiente en diversas zonas y tomando fotos y esto fue lo que nos encontramos.
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La llegada de las marxes, que entraron a la vez por varios de los accesos a la ciudad, fue un momento más bien festivo y reivindicativo.
Pero en torno a las seis de la tarde, la gran manifestación pacífica empezó a perder el protagonismo y poco a poco muchas personas, sobre todo jóvenes, comenzaron a bajar por las calles del Eixample hacia la Plaza Urquinaona.
En una media hora, un contenedor empezó a arder en el cruce de Urquinaona y Fontanella, las furgonetas de los Mossos y Policía Nacional empezaron a concentrarse y comenzaron las primeras carreras de los manifestantes ante la policía. A partir de entonces y durante las siguientes siete horas, toda esa zona y de nuevo el Paseo de Gracia y Gran Vía, se convirtieron en una batalla. Dejando un paisaje postapocalíptico de plástico derretido, aceras trituradas y pelotas de goma. Desde los barrios más altos de la ciudad podían verse varias columnas de humo negro, proveniente de la quema de contenedores.
El Sistema de Emergencias Médicas ha reportado que esta noche ha habido 89 heridos en toda Cataluña de los que 60 han sido en Barcelona. Dos de ellos por lesiones en los ojos.Barcelona se levanta hoy con una resaca tremenda y sobre todo preguntándose si habrá pasado ya el pico de las protestas por la sentencia del Procés o no.