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​‘True Detective’ nunca había sido tan deprimente

Compite con 'Game of Thrones', 'The Walking Dead', 'The Killing' y 'Hannibal', entre otros, y está decidido a ser el más crudo de este panorama sombrío.

Captura de pantalla de Taylor Kitsch como Paul Woodrugh. Foto cortesía de HBO.

Advertencia: este artículo contiene spoilers.

El final de Game of Thrones, el programa de televisión más polémico y más pirateado, provocó una horda de artículos sobre lo brutal y oscuro que se volvió el programa. ¿Por qué querría alguien ver un programa tan oscuro y pesimista?

En efecto, Game of Thrones está en sintonía con la tendencia de la televisión de prestigio. La televisión de calidad es un lugar deprimente, desde el terror apocalíptico incesante de The Walking Dead, hasta los asesinatos misteriosos de The Killing, el suspenso oscuro de un asesino en serie con The Fall y el mundo de pesadilla surreal que vemos en Hannibal. Y True Detective está decidido a ser el más crudo de este panorama sombrío.

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Si te perdiste la primera temporada de True Detective, es difícil explicar la emoción que generó. El programa dio material para más artículos de opinión y debates en foros de internet que cualquier otro programa de televisión sin dragones. A pesar de que terminó con una mierda sentimental, la primera temporada fue muy emocionante y se destacó entre otros dramas oscuros de asesinos en serie gracias a su atmósfera fantasmal del género gótico sureño, los monólogos nihilistas de Rust Cohle, interpretado por Matthew McConaughey —copiados del filósofo de culto Thomas Ligotti—, los elementos místicos tomados de leyendas de la ficción de terror como Robert W. Chambers y H. P. Lovecraft, y la dirección espectacular de Cary Fukunaga, cuya participación ayudo a que True Detective se convirtiera en uno de los programas más atractivos visualmente jamás producidos.

_El tráiler de la segunda temporada de _True Detective. Cortesía de HBO

Sin embargo, todo eso desapareció en la segunda temporada, igual que los cadáveres que se hundieron en el pantano de Luisiana. Lo único que sigue igual es el escritor Nic Pizzolatto y su seriedad. En esta segunda temporada se abstiene de la formula del policía bueno con un dilema existencial que empleó en la temporada pasada y se enfoca en cuatro protagonistas interpretados por cuatro actores famosos.

Colin Farrel es Ray Velcoro, un policía (sombrío y serio) corrupto y amargado por su divorcio. Vince Vaughn es Frank Semyon, un gánster (sombrío y serio) que trata de volverse bueno. Rachel McAdams es Ani Bezzerides, una policía (sombría y seria) ruda que está "enojada con todo el mundo, en especial con los hombres". Taylor Kitsch es Paul Woodrugh, un policía (sombrío y serio) en motocicleta que vive atormentado por su pasado en el ejército. Los cuatro tienen mala suerte, probablemente son alcohólicos, tienen una vida sexual poco satisfactoria y se sacan unas frases tan "rudas" que a veces no tienen sentido. (El consejo y la dieta de Vaughn es "No hagas nada por hambre, ni siquiera comer").

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Vince Vaughn como Frank Semyon en True Detective. Foto por Lacey Terrell. Cortesía de HBO

Bezzerides (interpretada por McAdams) parece ser la respuesta (bastante justa) a la crítica de que la primera temporada se centraba en cadáveres de mujeres jóvenes sin darnos personajes femeninos completamente desarrollados. El personaje de Bezzerides está tan desarrollado como los demás protagonistas, aunque viene de la escuela de escritores donde el término "fuerte" en "personajes femeninos fuertes" significa "que le gusta beber whiskey y clavar cuchillos en las cosas" y "femenino" significa "interpretado por una mujer".

Estos cuatro personajes parecen salidos de un algoritmo generador de guiones de crimen, al menos en los primeros tres episodios. Pero no es culpa de los actores, de hecho, los cuatro interpretan su papel de forma más taciturna y enojona posible —aunque Vince Vaughn no es muy convincente cuando pasa de ser un empresario impotente a un capo intimidante—. El programa en sí parece como si alguien hubiera visto Chinatown, LA Confidential y The Big Sleep, y pensó: "¿Quieren algo rudo? ¡Voy a tomar a estos chicos y los voy a hacer el triplemente malos!". Tan sólo en el primero episodios tenemos policías, pornografía, una gala muy de moda, un poco de grunge, una actriz torpe y una comuna neohippie. El misterio principal consiste en acuerdos turbios por un terreno, políticos corruptos y un cadáver mutilado. Pero el uso de estos elementos no se destaca en el género de film noir y se aleja mucho de la atmósfera nihilista de terror y ficción que estaba presente en la primera temporada.

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Además, en el mejor de los casos, los diálogos son poco dignos de recordar —"Recibo las criticas con brazos abiertos", "Me preocupa que digas tantas estupideces", "No sé mantenerme al margen"— y en el peor de los casos, son totalmente ridículos. Cuando Ani se pelea con su hermana afuera del evento porno, le dicen: "Cuando caminas, suena como gomas aplaudiendo". ¿Qué?

¿Ya mencioné lo malhumorado que es el programa? Por si no se habían dado cuenta con cada una de las escenas, el programa da pistas de audio que van desde ruidos metálicos hasta líneas de cantantes deprimidos como "¡Esta es mi vida menos favorita!".

Rachel McAdams como Ani Bezzerides en True Detective. Foto por Lacey Terrell. Cortesía de HBO.

Sin embargo, las cosas mejoran en los siguientes dos episodios —los críticos tuvieron acceso a los primeros tres episodios— en parte gracias a que Pizzolatto empieza a inyectar un poco de terror al delito central, además de que hay algunas secuencias extrañas que parecen sobras tomadas de la maravillosa Mulholland Drive de David Lynch. (Aunque Lynch sigue siendo muy superior a los programas de televisión.) Los cuatro protagonistas se definen más en el tercer episodio. Pizzolato pasa de los arquetipos a lo atípico una vez que establece las bases. Y hay suficiente misterio en el delito central para atrapar al público. Además, sigue siendo HBO, así que el valor y la calidad de producción es lo mejor de lo mejor.

Incluso si la segunda temporada de True Detective no se destaca entre la multitud, sigue cómoda en su lugar. El programa es oscuro, el diálogo es complejo y las escenas son lindas, al menos en esa forma fría que define cada vez más el entretenimiento "serio". El cine y la televisión actual son un comercial de juguetes corporativos o una miseria monocromática, no hay más. La desdicha se ve como un requisito fundamental para el arte. Hasta los programas de televisión donde no hay tantas muertes, como el éxito de Netflix House of Cards, se graban de una forma increíblemente fría. Carajo, hasta toman a un superhéroe extraterrestre ridículo vestido con un traje de licra brillante y lo convierten en un antihéroe amargado en un entorno cinematográfico donde "nada de bromas" es una regla de verdad.

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Captura de pantalla de Colin Farrell como Ray Velcoro en True Detective. Cortesía de HBO.

La desgracia ficticia no tiene nada de malo, y en lo personal, me encanta la sangre, la muerte y la desesperación. Pero lo que le falta hoy en día a la televisión de calidad es la variedad de tonos. Las escenas de sexo son tan frías como las escenas de asesinato, las órdenes a la hora del almuerzo suenan tan frías como un rompimiento.

Por muy oscuras, trágicas y magnificas que hayan sido las series Breaking Bad, The Wire y The Sopranos, no eran sólo eso, también tenían humor, rareza, ridiculez y amor. Incluso la primera temporada de True Detective incluyó estos elementos con la frivolidas que había entre Woody Harrelson y Matthew McConaughey. Los creadores del programa sabían cómo filmar crímenes sexuales aterradores de una forma diferente como se graban los diálogos entre amigos policías. La segunda temporada de True Detective no es el único responsable de haber creado un (se toma un shot de whiskey) clima de entretenimiento de "Mierda, soy tan pesimista, lúgubre y huraño" pero se apega demasiado al estilo de Snyder/Fincher/Nolan. Como ahora todo está grabado de una manera tan sombría, es difícil diferenciar una escena de otra, e incluso un programa de otro. A lo que voy es: ¿deberían verse y sentirse igual los programas de superhéroes, de misterio, de asesinos en serie, de fantasía y de drama familiar?

Por ahora, True Detective no es más que un programa de detectives bien hecho que sirve para hacer crecer el apetito entre las temporadas de nuestros programas favoritos de asesinatos. Esperemos que en los próximos episodios regrese la excentricidad, o al menos que incluya una que otra broma.

La segunda temporada de True Detective se transmite por HBO los domingos a las 9 PM.

Lincoln Michel ha escrito para Believer, American Short Fiction , Buzzfeed, Oxford American, entre otros. Es editor de la página Electric Literature y coeditor de la revista Gigantic. La editorial Coffee House Press está por publicar Upright Beasts, primera colección de cuentos. Síguelo en Twitter.