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70 Personas fueron lesionadas durante la realización de esta película

11 años y más de 100 animales indomables después, 'Roar' sigue siendo uno de los más anárquicos clásicos de culto del cine.
LeónTogar tras una pelea en Roar de Drafthouse Films. Cortesía de Drafthouse Films.

El mes pasado tuvo lugar la cinta húngara Dios Blanco, una alegoría moderna de opresión clasista que intercambia humanos por perros e incluye la vista no manipulada de 250 perros callejeros semi entrenados que llenan el cuadro al mismo tiempo. Es un impresionante logro de recursos, con una historia de ejecución en detrás de cámaras, empatando así con los objetivos narrativos de Kornel Mundruczo. Pero muchos actos de la ambición cinematográfica centrada en animales—o en la arrogancia—no tienen tanta suerte. Re-lanzada esta semana bajo la firma de Drafthouse Films, el filme Roar de 1981 cuenta con una escalera que a cada paso nos dirige hacia la locura con un largo trayecto para el retorno.

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Comenzó con una extraña pareja: la actriz de Los Pájaros (de Hitchcock) Tippi Hedren y su marido, mánager y productor de El Exorcista, Noel Marshall, siendo este quien tuvo la visión de un debut en la dirección tan loco que tuvo a 100 leones, tigres, pumas y guepardos indomables (y dos elefantes) para mantener la filmografía con un solo crédito.

La historia comenzó en 1969, cuando Marshall visitó a Hendren mientras ella estaba filmando Satan’s Harvest en África, y se tomaron la oportunidad para visitar reservas animales de safari que estaban cerca. Durante un tour en Mozambique se toparon con un verdadero espectáculo: un hogar abandonado de un alcaide, invadido por leones que habían establecido su orden y hecho un desorden en un solo lugar. La pareja se inspiró y vieron la base para una película en su viajes.

Leones examinan la escena desde el techo en Roar de Drafthouse Films. Cortesía Drafthouse Films.

Ellos vieron un drama activista basado en los animales perdiendo sus hábitats naturales, filmada en California en su rancho adquirido a unos 60 kilómetros al norte de Los Angeles. Marshall escribió el guión, sobre un conservador de la vida salvaje (interpretado por él mismo) que vive entre leones, temiendo por su seguridad ante los cazadores furtivos y el gobierno. Marshall planeaba dirigir, y Hedren y sus niños—una joven Melanie Griffith, Jerry Marshall, y John Marshall—iban a protagonizar como la familia del conservador de la vida salvaje, obligados a defenderse de los animales en sus visitas.

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El  director de fotografía Jan de Bont fue escalpado durante la filmación de Roar. Después de que su escalpe fuera atendida con más de 120 puntos de sutura, completó la filmación. Cortesía de Drafthouse Films.

Lo que comenzó como una producción planeada para seis meses y 3 millones escaló hasta cinco años y 17 millones de dólares (mucho de este dinero autofinanciado por Hedren y Marshall) ya que la realidad de filmar con leones como co-estelares se volvió más clara. Marshall y su equipo no tenían más opción que filmar las escenas como si se tratara de un documental, cubriendo la acción con hasta ocho cámaras Panavision de 35mm. Ciertas escenas, como una donde Marshall maneja un jeep con dos leones montados en la parte trasera, tomó semanas de ensayos diarios para poder lograrse.

Hank (Noel Marshall) le da un aventón a un par de tigres en Roar. Cortesía de Drafthouse Films.

También se volvió aparente que los animales no podían parar de atacar al elenco y staff suficientes como para poder lograr meter una escena a las latas. Más de 70 ataques fueron documentados: de Bont fue efectivamente escalpado por un león, resultando en 120 puntos de sutura; Noel Marshall fue mordido muchas veces, usualmente ante la cámara, y hospitalizado con gangren; Hedren sufrió de una pierna fracturada durante una escena con Timbo el elefante. La actriz posteriormente se encontró con gangrena negra en esa pierna, cosa que descubrió cuando visitaba a Jerry en el hospital por su lesión en la pierna, ni más ni menos. Y la lista sigue. Una lesión espantosa que sufrió Melanie Griffith es incluso capturada en cámara, durante una escena donde ella estaba entre las garras de un león (cirugía recontructiva facial fue necesaria posteriormente).

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Jerry (Jerry Marshall) escapa de una manada de tigres en Roar. Cortesía de Drafthouse Films.

Incidentes como estos han puesto a la cinta en una categoría poco fácil de reconocer: algunos miembros del elenco y el staff hablan abiertamente sobre la lucha de esta cinta, mientras que otros, incluyendo a Griffith, no quieren tener nada más que ver con ello. Durante la filmación, se sugería que, debido al involucramiento de Noel, la producción había caído en la llamada "Maldición de El Exorcista"; la inexplicable caída de cualquier persona involucrada en esa producción. Y tenían un punto: esto era tras las inundaciones y enfermedades que atacaron a la producción de Roar, leones muertos o liberados, equipo destruido y un retraso de más de 8 semanas antes de que se pudieran retomar las filmaciones.

La distribución requirió otra media década, con Roar siendo lanzada finalmente en 1981 para recaudar una discreta cantidad de 2 millones de dólares en taquillas. Pero ese resultado no es sorpresa: sin la aterrorizante historia detrás de la producción, el filme es un mero desastre convincente.

Leones causan estragos dentro de la casa familiar en la cinta Roar. Cortesía de Drafthouse Films.

Etiquetada al lanzamiento como una "comedia feroz", la categoría ahora luce como una decisión retroactiva para enmascarar el drama que Marshall intentó y fracasó en su realización. Existe una sensación tangible en cada escena del elenco intentando actuar casual a través de la lectura de lineas rebuscadas, sesgada por el hecho de que hay un mutilamiento real cada cierto tiempo; te hace sentir como si estuvieras loco por preocuparte sobre su seguridad. Toma como ejemplo a Togar, una especie de Scar previo al Rey León que causa alborotos y mutila al menos un apéndice por escena, y atestigua cómo Noel Marshall encoge los hombros, como si Togar fuera uno de esos invitados a la fiesta que no pueden controlar su forma de beber.

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Hank (Noel Marshall) recibe un "beso" de uno de los leones en Roar. Cortesía de Drafthouse Films.

Muchos probablemente ya han sido introducidos, sin saberlo, al excéntrico mundo que Marshall, Hedren, y sus niños habitaron con Roar en los 1970s. Un increíble set de fotografías de la revista LIFE presentando a Melanie Griffith y la familia descansando en la casa de su familia en Beverly Hills junto con Neil, un león adulto que habían adquirido después de que un entrenador propusiera la idea. Más tarde, trajeron siete leones más a su casa antes de que los vecinos se quejaran del ruido, olores y la seguridad general de vivir cerca de ocho leones.

Madelaine (Tippi Hedren) despierta con una pantera negra lamiendo miel de su cara en Roar. Cortesía de Drafthouse Films.

En la superficie, la saga completa de Roar trata de una familia "enferma" con intenciones puras, independientemente del porqué cada miembro de la familia compartía esas causas, evitando la muerte por el bien del cine. Esas intenciones pudieron seguir de otra forma: The Roar Foundation, una organización sin fines de lucro fundada por Hedren que incluye el santuario Shambala Preserve para grandes felinos, y ha estado abierto desde entonces. Del filme en sí, Roar sigue siendo un tenue resplandor de ambición detrás de cámaras, y un fascinante documento de las brasas que dejó atrás.

Madelaine (Tippi Hedren) y Hank (Noel Marshall) comparten una puesta de sol con uno de los leones de Roar. Cortesía de Drafthouse Films.

Visita drafthousefilms.com/film/roar para fechas de proyecciones screening dates.