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Jean Paul Sartre dijo alguna vez: “El inferno son los otros”, después de ver con desilusión el terror que el hombre había creado durante el siglo XX, pero los artistas y tecnólogos Louis-Philippe Demers y Bill Vorn creen que posiblemente esté hecho de remaches, pistones y silicona. Su nuevo proyecto, Inferno, explora un inframundo controlado por los enemigos antiutópicos favoritos de la humanidad: los robots.El dueto ha creado un gran trabajo artístico con máquinas en el pasado, con cada proyecto constantemente ponen en debate los pros y los contras que se tienen sobre los robots. Pero momento, han creado un infierno de robots que genera empatía, y los siguientes señoríos robóticos serán infernales en su propio derecho, forzando su voluntad inhumana en la audiencia. El último experimento robótico creativo, Inferno, es el final. De impacto, el mecanismo se ve como un esqueleto usado por los ejecutantes inspirado en Al Filo de la Mañana o en Armored Trooper VOTOMS, pero cuando es revelado que los robots—no los humanos—están en control, el terror sale a la luz.“Las máquinas involucradas en el performance están retroalimentadas por el cuerpo raptado de algunos visitantes” se lee en la descripción del proyecto. “Los espectadores tendrán la libertad de moverse o serán puestos de manera parcial o total en una posición de sumisión, forzados por las máquinas a actuar o reaccionar de alguna manera. Algunas estructuras mecánicas obligarán a los espectadores a realizar ciertos movimientos; otros inducirán reacciones físicas.” Mientras algunos apuestan a sustituir órganos con partes robóticas, la propuesta sobre esta pérdida de control resulta en el infierno. Literalmente.Inferno fue ejecutada en Stéreolux en Nantes, y en el Festival Exit de Créteil hace algunos meses, permitiendo a Demers y a Vorn ver como su interpretación metafórica de la historia homónima de Dante y las ’Diez cortes del infierno’, se traían a la realidad. “En Inferno, la ansiedad de la singularidad convierte al infierno y al castigo eterno en un pseudo-modelo de automación infinita y subordinación a la máquina”, explican. “La unificación del hombre y la máquina es, de cierto modo, una expresión del castigo por los pecados tecnológicos cometidos en nombre del progreso. Mientras más nos fundamos con la tecnología, más nos acercamos hacia un estado de pérdida.”Obviamente hay mucho debate sobre el cuerpo del trabajo entre Demers y Vorn, y las comunidades científicas y creativas, sobre si los robots son amigos, enemigos o algo en medio. Mirando las caras de los asistentes a Inferno, esta versión del inframundo es bastante atinada. No hay fuego ni azufre, sino remaches y pistones, una pesadilla.Mira más del trabajo de Louis-Philippe Demers y Bill Born en su sitio.Relacionados: Un robot que hace Hot CakesMira estos enormes robots asesinos en InstagramDrones mariposa emprenden el vuelo
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