Como algo sacado de un cuento de hadas, tela de oro se desenrolla a través de un lago en el norte de Italia, permitiendo que la gente común y corriente camine sobre la superficie del agua. Normalmente, los residentes de Sulzano y Monte Isola necesitan lanchas para comunicarse entre sí, pero The Floating Piers (Los Muelles Flotantes), la última y monumental instalación de Christo y Jeanne-Claude, les permite caminar sobre el agua. Tal y como en todas las fábulas, sin embargo, la magia se está escapando, haciendo que la instalación esté disponible solamente por 16 días, después de los cuales será desmantelada.
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La confluencia entre naturaleza y arte está en el centro de la obra de Christo y Jeanne-Claude. Wrapped Coast (1968-69) envolvió 300,000 metros cuadrados de la costa de Australia en una tela transparente, y Valley Curtain (1970-72) hiló una vaina gigante de tela naranja entre dos laderas de montañas en Colorado. The Floating Piers es un diálogo similar entre agua, tela y sol. “La pieza cambia constantemente con el clima, lo cual tiene un propósito, pues la tela es muy sensible a la humedad en el aire. En las mañanas, con la humedad del lago, es casi roja, pero se seca rápidamente y en un día soleado es dorada,” cuenta Christo a The Creators Project.
The Floating Piers lleva más de 40 años en producción. Christo y Jeanne Claude tuvieron el primer concepto de esta pieza en 1970 y a través de los años han intentado darle vida en Argentina y Japón. Pero no fue hasta 2014, cinco años después de que Jeanne-Claude falleció, y una década después de The Gates (2005), que Christo pudo llevar a cabo su visión. “Entrando al 2014, le dije a mis amigos, tendré 80 años en 2015,” dice Christo. “Tengo que hacer algo muy rápido antes de que me muera.” Christo tiene otros dos proyectos en vías de desarrollo: Over the River, donde imagina unos paneles plateados de tela suspendidos sobre el río Arkansas, y The Mastaba que será una escultura gigante hecha de 410,000 barriles multi-coloridos que se apilan sobre el desierto de Abu Dabi.
El lago Iseo en el norte de Italia es el lugar idóneo para The Floating Piers, con las dramáticas montañas reflejándose en el cristalino lago. Christo manufacturó una red modular de muelles hechos de 220,000 cubos de polietileno de alta densidad. Trabajadores de construcción hicieron segmentos de 100 mts cerca, y luego los juntaron por medio de acarrearlos a través del agua uno por uno. Buzos se tuvieron que meter hasta 91 mts abajo del mar para instalar alrededor de 200 anclas de 5 toneladas para preservar la geometría del diseño. 100,000 mts cuadrados de nylon amarillo dahlia fueron especialmente tejidos en Alemania, y luego llevados al lago en helicóptero para pavimentar los muelles y calles en dorado.
Cada centavo de los €15 millones que costó el proyecto, fue financiado por el Christo mismo a través de la venta de su arte. En un principio, él rechaza las donaciones, regalos, regalías o comisiones de cualquier tipo, y todo proyecto que él crea es gratis y abierto al público. No hay tickets, aperturas o reservaciones, y el staff da un pedazo de tela dorada a cada visitante como recuerdo de la temporal estructura.
Cerca de 70,000 personas visitaron The Floating Piers cada día desde que se acabó la construcción de la instalación. Un equipo extra de trabajadores está a la mano para limpiar y mantener la obra limpia y bien mantenida, pero la desintegración es una parte auténtica y esencial de la existencia del proyecto en el mundo físico. “Todas las cosas en el proyecto son reales. No como las imágenes en la computadora. Viento real. Lluvia real. Humedad real. Resequedad real. Sol real. Cosas reales. Y si no te gusta sentir estos elementos en tu cuerpo, si te sientes más cómodo en un museo, no deberías venir a ver el proyecto,” añade Christo. “Pero muchas personas caminan descalzas en The Floating Piers. Es algo tan natural. No es como ir a una exhibición.”
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