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arte

Burning Man: Un paseo surrealista que roza el Fine-Art | FOTOGRAFÍA

Una elegante exclusiva fotográfica nos lleva hasta las entrañas de Burning Man.
Fotografías exclusivas de Hanna Quevedo 

Todos sabemos que Burning Man es, posiblemente, uno de los mayores y más importantes festivales del mundo. Casi todos sabemos, también, que Burning Man lleva 30 años celebrándose pero no ha sido hasta ésta última década que, globalmente, se ha hecho bien conocido gracias a las telecomunicaciones, las redes sociales y a la difusión, ayudas económicas y becas que la propia organización ha concedido para  promover y apoyar el arte que comforma un aspecto importantísimo de este experimento social y humano.

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Black Rock City se encuentra en el Estado de Nevada y se comienza a construir meses antes de que sus ciudadanos lleguen. Pero Burning Man no siempre estuvo allí:

BM empezó hace 30 años en una pequeña playa de San Francisco llamada Baker Beach que, de siempre, ha sido una playa de tradición nudista (de hecho la única que hay en San Francisco, por muy raro que pueda sonar). Sus orígenes se basan en la celebración de quemar la figura de un hombre –literalmente hablando- quien representa las malas energías, las penas y los recuerdos de sufrimiento, para  purificarse y comenzar el año (ese “año nuevo”) lleno de luz, fuerza e intenciones renovadas.

Desde 1986 (en un Burning Man al que 35 personas asistieron y la figura del hombre que se quemaba era de 2.5 metros) hasta 1989 (donde el número de participantes ya iba por 300 y la estatua con forma de hombre por 12 metros), BM se siguió celebrando en Baker Beach.

Para 1989, Burning Man ha crecido y ya son 350 personas -y sus respectivos “regalos” (esculturas, estructuras , performances, conciertos…)- quienes acuden a Baker Beach, por lo que se plantea la idea de mover esta reunión renovadora a un lugar donde el espacio deje de ser un problema y los asistentes puedan expresarse (y expresar) sin límites y, sobre todo, sin la incómoda presencia policial que intentaba asegurar que las “libertades” de los participantes no entorpecieran o incumplieran las leyes del Estado y la Ciudad.

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En 1990, Larry Harvey (principal fundador de BM), junto a nuevos colaboradores, decide probar suerte y llevar la escultura al Desierto de Black Rock, en el estado de Nevada, ya que unos días antes de reunirse en Baker Beach, además, descubieron que la policía sabía de la quemada y pretendía impedirla rodeando la figura.

Así, han pasado más de 25 años desde que Burning Man se transladó al desierto. En 1993 la figura seguía midiendo 12 metros pero acudieron 1000 personas. En 2003 la figura del hombre destinada a ser quemada era de justo el doble (24 metros) y ya 30000 personas fueron parte de este encuentro.

Para el 2004 se establecen 10 principios que, más que una imposición, deberían ser un reflejo del espíritu de Burning Man y la cultura de la comunidad que se había conformado de manera orgánica durante estos años de convivencia en el desierto:

Inclusión Radical

Cualquier persona puede ser parte de BM y se da la bienvenida y se respeta al desconocido. No existen requisitos previos para la participación en Burning Man.

Regalar

Burning Man está dedicado a los actos de entrega de regalos. El valor de un regalo es incondicional. Gifting no contempla un retorno o un cambio de algo de igual valor, es regalar por el placer de hacerlo sin esperar nada a cambio.

Desmercantilización

Con el fin de preservar el espíritu de dones, se busca crear entornos sociales que existan sin la mediación de los patrocinios comerciales, transacciones o publicidad. Hay disposición de protegerse de dicha explotación y un interés por sustituir la experiencia del consumo por una experiencia participativa.

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Autosuficiencia radical

Burning Man anima al individuo a descubrir, apoyarse y confiar en sus recursos internos.

Libre expresión radical

Surge de los regalos únicos de la persona. Nadie más que el individuo o un grupo colaborador puede determinar su contenido. Se ofrece como un regalo a los demás. Bajo este espíritu, el donante debe respetar los derechos y libertades del destinatario.

Esfuerzo comunitario

Nuestra comunidad valora la cooperación y la colaboración creativas. Hay un esfuerzo por producir, promover y proteger las redes sociales, espacios públicos, obras de arte, y los métodos de comunicación que apoyan dicha interacción.

Responsabilidad cívica

Se valora la sociedad civil, y los miembros de la comunidad que organizan eventos deben asumir la responsabilidad del bienestar público esforzándose por comunicar estas responsabilidades cívicas a los participantes. También deben asumir la responsabilidad de la realización de eventos de acuerdo con las leyes locales, estatales y federales.

Sin dejar rastro

BM y sus asistentes respetan el medio ambiente y se comprometen en irse sin dejar huella física de las actividades cada vez que se reúnen. Esto significa limpiar todo (incluyendo llevarse cualquier resto de agua sucia que no se haya podido evaporar durante el evento) para dejar el lugar en un mejor estado del que se encontró.

Participación

Nuestra comunidad está comprometida con una ética radicalmente participativa. Se cree que en un cambio transformador, ya sea en el individuo o en la sociedad, sólo puede ocurrir por medio de una participación profundamente personal, que se logra “ser a través del hacer”. Se invita a todxs a trabajar y todxs están invitadxs a jugar. Se crea un mundo real a través de acciones que pueden abrir el corazón.

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Inmediación

La experiencia inmediata es, en muchos aspectos, uno de los valores más importantes de esta cultura porque se busca superar las barreras que se interponen entre nosotros y el reconocimiento de nuestro ser interior, la realidad de los que nos rodean, la participación en la sociedad, y ponerse en contacto con un mundo natural superior a las fuerzas humanas. Ninguna idea puede sustituir a esta experiencia.

Bajo estos diez “mandamientos” han vivido casi más de 70,000 personas este año 2016 en Black Rock City, pero también ha habido tensiones y según han informado a los medios, se ha saqueado a un campamento de “ricos” que llevaba cocineros, seguridad y DJ´s multimillonarios robándoles, cortándoles la electricidad y derramandoles casi 800 litros de agua potable que llevaban para pasar la semana. Este campamento se llama White Ocean y parece ser que está encabezado por el productor de música electronica y conocidísimo DJ Paul Oakenfold.

Aún así, la organización de Burning Man mira a todos por igual y apoya con descuentos a personas con bajos ingresos y a artistas de todo el mundo a venir a Burning Man mediante su programa de Tickets “Low Income” y sus becas para proyectos artísticos y desarollo de proyectos de “art cars”, que son los enormes y loquísimos vehículos que transportan sound systems y personas en La Playa que, para aquellos que no lo sepan, es todo el espacio que queda libre para “jugar” en el desierto (que es casi todo) y que no está ocupado por los campamentos que a través de calles conforman la ciudad.

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Burning Man anunció en enero de este año la compra de “Fly Ranch” (El Rancho Volador), una superficie de más de 15000 metros cuadrados que se encuentra muy cerca de Black Rock City y que persigue la intención de aplicar los diez principios de BM durante 365 días al año. En 2012 Burning Man se convirtió en una organización sin ánimo de lucro que persigue amplificar y extender la cultura de Burning Man, y la compra de este terreno es un gran paso en esa dirección. Como lugar, Fly Ranch tiene el potencial perfecto para poder desarrollar actividades, proyectos y programas existentes, así como un impacto cultural en el mundo que existe más allá de Black Rock City.

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