RosyOne en Biel, Suiza. Todas las imágenes cortesía de Girl Power
La doble vida de las artistas de graffiti de todo el mundo, traza una línea llena de adrenalina en el documental Girl Power. El filme sigue a la artista con sede en Praga, Sany, a través de seis continentes y dentro de la vida de más de 25 escritoras de graffiti. Sany mezcla negocios con placer, apegándose a entrevistas formales con leyendas como Lady Pink y Martha Cooper, pero llegando a las calles a intervenir trenes y concreto junto a sus contemporáneas: Puff Girls de Alemania Occidental, Okada de Moscú y Motel 7 de Ciudad del Cabo.
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Girl Power, coproducida por Jan Zajíček, añade un nuevo aire a la excitante y emergente narrativa del grafiti: creadoras femeninas demostrando que no se trata de un arte dominado por hombres. El filme muestra que este sentimiento no tiene fronteras, y que las mujeres del grafiti están ansiosas de hacer que sus voces se escuchen y sus trabajos se vean. “Al inicio, queríamos filmar sólo en algunas ciudades, pero más y más chicas querían participar”, explica Sany a The Creators Project. “Si una escritora que has observado por un largo tiempo te redacta un correo desde Australia diciendo, ‘¡Oye, quiero estar en tu filme!’ ¿Qué puedes hacer? ¡Tienes que ir!”.
Doze en Gdansk, Polonia
Mientras que el espectro de talento perfilado en la película captura el entusiasmo de la comunidad global de escritoras, Sany señala que casi todas sus entrevistadas fueron vacilantes en un detalle—abrirse acerca de su arte. “A veces las chicas no querían hablar sobre sus cosas personales en cámara o sobre cómo el graffiti afecta sus vidas”, explica, “pero como es una parte muy importante de ello, decidimos contarlo por ellas”.
Quel en Moscí, Rusia
El filme es tanto sobre los sujetos en el filme como sobre la creación de la propia cinta. La acción está dividida. La mitad del tiempo, el observador está escuchando entrevistas con muchas de las artistas de la cinta o agachándose junto a Sany en las incesantes manos del director de fotografía, Ondřej Rybár, mientras las escritoras dejan su huella antes de que el próximo tren o el próximo cambio de guardias de seguridad llegue. Durante el resto, el observador mira como la propia Sany se enfrenta al balance entre su amor por el grafiti y su vida normal y te lleva de cerca a los problemas que enfrenta la producción, uno tras otro.
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Motel 7 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica
Girl Power tomó más de ocho años en crearse. “Fue un largo periodo”, comenta Sany, “durante el cual no me preocupé mucho sobre mi o mi futuro. No había tiempo libre”. Debido a su dedicación, y como a la mitad de la filmación, Sany pierde su trabajo—un gran problema ya que su equipo y ella trabajaban en la cinta de forma voluntaria. Entonces: luchas internas en el equipo y traiciones. Y, por supuesto, la siempre presente preocupación del financiamiento.
El equipo de Puff en Essen, Alemania
Pero si ahora le preguntas a Sany si estos sacrificios y costos valieron la pena, ella responderá con confianza de forma afirmativa. “Estoy muy segura de que en 30 años, el mundo del graffiti será muy diferente. Habrá tantas mujeres como hay hombres”, comenta. “Así que para mi, fue importante capturar este emocionante momento de emancipación en el arte”.
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