Entra a la corrupta mansión en 3D de Enrique Peña Nieto

Entra a una recreación virtual de una de las más notables casas de México, mientras escuchas "El Chapo" de Gucci Mane.

25.8.15

Obra por: Martin Onassis. Imágenes cortesía de Vngravity

Existe una creencia común sostenida en México donde, a pesar de todo lo precario, permanece casi infalible: las cosas se están yendo a la mierda. Mujeres, periodistas y estudiantes son asesinados a sangre fría diariamente como si no fuera la gran cosa; la dura consecuencia de vivir bajo un régimen dictatorial, autoritario y déspota. Existen esquinas remotas de la web que nos orillan fuera de esta pasividad y nos colocan justo en medio del cagadero. D.R.E.A.M.H.O.U.S.E. es uno de esos lugares.

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D.R.E.A.M.H.O.U.S.E. es un render de la ahora infame Casa Blanca, una mansión de 7 millones de dólares construida por un contratista gubernamental para el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y su familia. Tras las investigaciones, se reveló una red de corrupción y conflictos de intereses entre el presidente y los elementos afiliados con su partido, desatando el resentimiento generalizado entre el pueblo mexicano, quienes exigían la renuncia de Peña Nieto (sin contar la ira que se desató con los 43 estudiantes asesinados de Ayotzinapa). Creada por un equipo de artistas visuales basado en la Ciudad de México que responde al nombre de Vngravity—compuesto por Salvador Loza, Alfredo Martínez y Gibrann Morgado—la obra esencialmente toma lo que se considera ampliamente como uno de los más vergonzosos incidentes de la actual administración presidencial y le brinda un nuevo propósito como espacio para el presente y funcionar como, aunque sea virtualmente, arte.

Salvador Loza, uno de los artistas detrás de Vngravity cuenta a The Creators Project, "Un día, mientras miraba fotografías de la casa, me di cuenta que lucía mucho como un museo de arte contemporáneo—una de esas cajas blancas de las que nos gustaba burlarnos—así que comencé a imaginar cómo sería tener una exhibición en ese lugar".

Parte de lo que es tan fascinante de D.R.E.A.M.H.O.U.S.E es cómo genera una representación virtual de un ambiente inhóspito en algo habitable, accesible y casi tangible. Está ahí para ser más que solamente consumido mórbidamente, como si fuera otro encabezado en nuestro feed cotidiano de noticias, si no que realmente se vive y se experimenta como una entidad que respira. Operando bajo la astuta presunción de convertir la notable mansión en un museo "privado" que en una ocasión se hizo público y abierto para todos, la obra logra ir más allá de ser una simple denuncia de la opulencia, elevando cuestionamientos sobre la idea misma de la accesibilidad. Trae a la mente el discurso del 1% que se popularizara con el movimiento Occupy, donde las sombrías figuras en la cima que oprimen estan siempre representadas como una especie de idea abstracta, una construcción politizada que nunca genera realmente un rostro humano o contiene cualquier vínculo obvio a la realidad.

Lo que la recreación 3D de Vngravity hace es colocarnos en los recintos habitables de la élite que manda, y que podemos imaginar como simplemente otra construcción cliché del mal. Es muy real, es después de todo, el lugar donde Peña Nieto y su familia residía, y una metonimia de todas las cosas que están mal en el México de hoy. Como el artista Loza hábilmente lo señala, "La Casa Blanca es un símbolo déspota, está desligado de sus alrededores, donde—en su aparente brillo arquitectónico—es una forma de cerrarse del mundo exterior. Un espacio blanco, cubierto en mármol, minimalista, es el lugar perfecto para un presidente que quiere negar su propia función. Es déspota y oportunista. Es un lugar que niega sus raíces."

Y sí, por un momento, cuando estamos "en el interior", se recopila un sentido de refugio idílico, una especie de tranquilidad inquietante que solamente es interrumpida por la crudeza del contrastante soundtrack, hits del Top 40 como “P.I.M.P.” de 50 Cent y "El Chapo" de Gucci Mane, (canciones que también se llenan de la glorificación de la riqueza acumulada). Decorada con obras de arte, la sensación que estar dentro de la casa genera no es la de estar entrando a una galería, sino la de un ambiente sellado en una caja blanca.

Este hecho que no está en absoluto desapercibido por los artistas, como el privilegio, la opulencia y el acceso (o la falta de) son todos elementos que, además de describir la política mexicana y el capitalismo moderno, también puede aplicar para el mundo artístico mainstream y sus instituciones. Es precisamente su inaccesibilidad a la mayoría—no adinerados, no blancos—lo que le hace tan llamativo y revolucionario para muchos otros.

Tal vez encaja perfecto, entonces, que D.R.E.A.M.H.O.U.S.E deba presentar a su paralelo en forma de arte digital, que siempre ha permanecido en la periferia del mundo del arte mainstream, dado en gran parte a su complejo esquema de monetización. Todo está abierto y libremente accesible para cualquiera que tenga un navegador de internet. No es en conjunto una idea realmente nueva, pero sí levanta la voz en una escena del arte tan dispersa como la de México, que tiende a ser representada globalmente a través de las mismas y desgastadas ferias del arte llenas de clichés temáticos (hola, Zona MACO).

D.R.E.A.M.H.O.U.S.E es temeraria, subversiva y con una visión a futuro, algo que inevitablemente la lleva a las afueras de paisaje artístico y político de su país, sin embargo esto le hace todavía más poderosa.