Naturaleza, surrealismo y folclor: el viaje trascendental de Vladimir Kush

Entre un surrealismo inocente y una estética simpática o juguetona se esbozan en un lienzo mundos fuera de alcance, donde la proporción y la geometría toman un significado abstracto y contra-intuitivo. Tal vez, la mejor descripción sería decir que caíste en la madriguera y estás explorando nuevos mundos al lado de Alicia.

La persona responsable de este viaje surreal es el artista ruso Vladimir Kush, sin embargo, él no lo describe como tal sino como un “realismo metafórico” donde se evocan la influencia temprana de Salvador Dalí y el maestro del romanticismo alemán Caspar David Friedrich, logrando unos paisajes y seres fantásticos que hablan por sí mismos:

En Play for The Ocean (Toca para el mar), por ejemplo, se puede ver una unión entre la producción artística humana, como sería el violín, con lo sublime de la naturaleza, haciendo alusión a una existencia pacífica entre el orden humano y el orden natural. “El cielo y el océano calmado responden a los dulces sonidos del concierto de violín. Esta unificación con la naturaleza es reflejada en algunas de las culturas del mundo”, se describe en el sitio de Kush. “Una de ellas es la leyenda de Sadko. Sadko era un rico mercader. Su barco se había metido en una severa tormenta, amenazando vidas y los bienes que tenía el barco. Sadko recordó su vieja habilidad de tocar el ‘gusli’ (un instrumento tradicional). El rey del mar se conmovió con su ‘música para el alma’. El mar se calmó, y Sadko y todo el barco regresaron a casa con bien”.

Los tintes tradicionalistas o populares no pueden ser ignorados. La iconografía de Kush no solamente remiten a un intenso viaje al inconsciente y metafórico, sino que evoca sentimientos culturales que fácilmente podrían ser dirigidos por cualquier cultura, permitiendo una apreciación subjetivista que podría ser equivalente a buscarle forma a las nubes.

Si quieres conocer más obras de Vladimir Kush, visita su sitio.

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