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Enormes monumentos de guerra se convierten en templos del parkour

Mira estos impresionantes monumentos bélicos a detalle, no solo son imponentes, sino que hay gente practicando parkour.

Por más de una década, la fotógrafa asentada en Londres, Andy Day, ha estado interesada en capturar imágenes de cuerpos en contextos extraños. Sus últimas series son la condensación creativa de sus tres viajes recientes a Serbia, Croacia y Bosnia, donde fotografió atletas locales de parkour escalando spomenik—monumentos gigantes de la Segunda Guerra Mundial comisionados por el presidente Yugoslavo, Josip Broz Tito, en los 60 y 70 a lo largo de los Balcanes.

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Hoy spomenik se encuentra sola en paisajes desolados, “los fósiles de una visión utópica de unidad y comunidad,” escribe Day en un ensaño que acompaña a las series. “Son monumentos a un futuro imaginario que nunca se manifiesta y memoriales a una causa que ya no existe o se encuentra dentro de la población con infinitas complejidades de competencia en cuanto a nacionalidad, etnia, religión y aficiones políticas…Si lucen fuera de este mundo, es porque el mundo dejó de existir, o quizás, nunca existió.”

Day cita el proyecto y libro fotográfico de Jan Kempenaers, Spomenik, publicado en 2010, como inspiración directa. Con Kempenaers, los motivos son los mismos monumentos, en todas sus contradicciones como símbolos olvidados y memoria colectiva. Con Day, sin embargo, hay nuevos protagonistas humanos. Las fotografías son bizarras no solo por su misteriosa estructura sobre el pasto, sino por los cuerpos que se encuentran en la cima de éstas. ¿Por qué está eso ahí? ¿Por qué están ahí?

El título del proyecto, FORMER, va con doble significado, haciendo referencia a la expresión “former Yugoslavia” y a la definición del atleta de parkour como alguien que moldea el entorno, doblando las reglas de lo que se considera apropiado para la interacción física en un espacio dado. Day, quien ha estado fotografiando y practicando parkour desde que emergió en Reino Unido en 2003, mira el deporte como una asociación entre el cuerpo y el entorno. A través del encuentro, nuevas identidades se forjan. El atleta adquiere conocimiento propio. el spomenik en ruinas y abandonado a los elementos, se vuelve un lugar de nuevo.

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Day ha ejercitado la prudencia en este proyecto, discutiendo sus ideas con los atletas locales de estas expediciones, y leyendo la historia de Yugoslavia antes de sus viajes por la región. “intentar comprender como el spomenik es percibido resulta muy complejo, especialmente si no tienes el entendimiento de las circunstancias que ha guiado a la creación y a todo lo que sucedió. He aprendido mucho, pero aun tengo mucho por descubrir. Las complicaciones y las contradicciones internas son infinitas,” escribe en un email para The Creators Project.

El proyecto se completó como parte de la tesis de Day, y desde su punto de vista, el proyecto toca nociones de “compromiso encarnado con historicidad, prácticas subversivas e irreverencia apolítica para el sacrosanto espacio.” Quizás la audiencia y los atletas no verán así el proyecto. Day es ansioso para comparar notas: “Tengo planes de entrevistar a varios atletas involucrados para comenzar a entender como se adaptará el proyecto en Croacia, Serbia y Bosnia. Estoy entusiasmado por establecer un diálogo con los académicos de la región para asegurar que mi proyecto es respetuoso y apropiado, y espero ganar conocimiento.

Mira aquí para conocer más de Andy Day.

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