Retratos abstractos explotan tras una sobrecarga de información

Las pinturas del artista español José Moñú podrían parecer digitales, pero esa es solamente una de las maneras por las que sus pinturas funcionan como ilusiones ópticas. Moñú recientemente exhibió 15 de estas “pinturas sucias” en formato mediano y grande en su exhibición solitaria, Invisible, en la 3 Punts Galeria en Barcelona.

El artista, que trabaja en Zaragoza y Berlín, es parte de un grupo interesado en un “nuevo arte figurativo,” el cual está más interesado por los titanes del siglo XX – Pablo Picasso, Francis Bacon y Jean-Michel Basquiat – que cualquier corriente contemporánea. No obstante que la distorsión “baconiana” definitivamente está ahí, la obra de Moñú, con su apariencia mutante y alborotada de información, también recuerda al psicodélico pincelado de las obras de Glenn Brown.

 “En mi caso, este nuevo arte figurativo me recuerda, en gran medida, al expresionismo abstracto pero los únicos personajes que residen en mi universo son reconocidos de una fácil, y como lo expertos dicen, sorprendente manera,” cuenta Moñú a The Creators Project. “Mi concepto de Invisible está conectado con la intoxicación a la que estamos expuestos en las sociedades desarrolladas. El estímulo abrumador de información constante, crea rápidos y seguido fugaces pensamientos que son evidencia de lo mucho que ha evolucionado nuestra mente en contraste con el cuerpo, el cual es cada vez más débil.”

Invisble es un tributo a la capacidad humana para crear poder en la mente y el papel que eso juega en nuestra vida diaria. Además de esto, Moñú ve a las personas tomando varios papeles en el día a día, justo como actores que se convierten en personajes.

 “Invisible muestra el lado romántico de la magia,” explica Moñú. “La invisibilidad siempre ha sido uno de los más sorprendentes y poderosos recursos con los que puede contar la magia. Ella prueba que todavía mantenemos cerca al niño que hace mucho fuimos, y deseamos con pasión ser sorprendidos fuertemente cuando ya nada es sorprendente.”

Moñú insiste que el resultado de su trabajo Invisible y sus otras pinturas, difiere en gran medida desde su proceso creativo. Él ve el estilo como “nítido, limpio y colorido,” lo cual es una oposición directa de lo que él cree que es su flujo incontrolable de trabajo.

 “Esto es una lucha interminable donde la técnica intenta aplastar la inocencia,” dice Moñú. “Estoy jugando un juego entre la abstracción y figuración intuitiva donde intento dejar muchas posibilidades abiertas a la imaginación.”

 “Muchas diferentes y diversificadas cosas se pueden ver en mis pinturas, especialmente dependiendo en el humor del espectador,” él agrega. “La ilusión óptica es producida por la persona que está viendo la pintura. Movimiento explicito puede ser percibido en algunas de mis obras, pero nunca es mas explícito que el movimiento de una flor o un jabalí.”

Suena como algo que Dalí diría – simultáneamente estando lleno de significado y sinsentido. En cualquier caso, con sus “pinturas sucias,” Moñú ha encontrado una manera de comunicar con los espectadores cómo la mente humana explota en todas las direcciones durante el abrumador ataque de información incesante.

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