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cine

The Lost: Arte, ciencia y expresionismo alemán integrados en un ambicioso performance fílmico

Llega a México "The Lost", un performance fílmico de Reynold Reynolds.

Imágenes vía

Un escritor inglés recién emigrado al Berlín de los años treinta. Un cabaret que esconde un laboratorio secreto. Un vampiro científico. Muchas mujeres, alcohol y algunos nazis. Estos son los elementos dramáticos que entrarán en juego para que, a partir de los vestigios de una antigua película inconclusa encontrados en una bodega de Siberia, el videoartista Reynold Reynolds confeccione THE LOST, su proyecto más reciente y probablemente el más ambicioso en el que se ha embarcado a la fecha.

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Para quien no esté familiarizado con la obra de este director oriundo de Alaska quizás sea importante saber que, a pesar de ser catalogado como videoartista, Reynold siempre filma sus proyectos en cine, generalmente empleando una vieja cámara Arri 16mm de los años cincuenta. Después, revela el material en el baño de su casa y realiza la digitalización por medio de una maquina improvisada que utiliza una cámara de foto fija para capturar cuadro por cuadro del celuloide. Este dedicado y laboriosos proceso asegura que sus películas posean una calidad de manufactura que raya en la perfección absoluta.

Eso dicho, ahora sí podemos entrar en materia y hablar sobre THE LOST.

El catalizador

Reynold se encuentra por casualidad en una bodega de Siberia con los rollos de una antigua película inconclusa. Todo parece indicar que se trata del material perdido de una producción alemana que, debido al inicio de la segunda guerra mundial, nunca vio la luz del día. En la caja también descubre elementos de utilería y algunos dibujos.

La idea

De regreso a Berlín, donde vive desde hace diez años, Reynold comienza a gestar un posible proyecto. Obsesionado por los fotogramas encontrados y debido a que siempre ha sentido fascinación extrema por el cine de Fritz Lang y la corriente expresionista alemana, decide emprender la misión de completar la película. Colaborando con la ilustradora española Ana J. Bellido, realizan un proceso invertido de creación cinematográfica en el que generan story boards para escenas ya existentes. Después, a partir de estos, inventan secuencias nuevas, desarrollan la concepción visual y empiezan a construir sets. Imogen Heath, fotógrafa australiana, y Tomas Spencer, actor inglés, se unen al equipo y la idea comienza a tomar forma.

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El experimento se desborda

Lo que empieza como una breve serie de ejercicios cinematográficos poco a poco se va transformando en una labor creativa más rigurosa. Recopilan antigüedades y animales disecados en mercados de segunda mano polacos. Elaboran vestuarios. Y hacen castings para integrar los espectáculos del cabaret. Reynold ya no solo busca completar la película existente, sino que la reinterpreta. Utilizando su emblemática Arri de los cincuentas y latas de película caduca, refilma la historia completa, buena parte de ella realizando complicadas coreografías en stop motion, y expande los límites del argumento.

La filmación como performance

Las pruebas funcionan, el equipo se entiende bien y los primeros resultados son alentadores. El único problema es que el presupuesto es escaso y no cuentan con un lugar donde trabajar. Así es que Reynold maquina una estrategia. Propone a galerías y museos exhibir los sets como piezas de arte y realizar performances de filmación en vivo abiertos al público, a cambio de utilizar el espacio a manera de foro por unos meses. La iniciativa funciona y durante los siguientes tres años el equipo se traslada de manera intermitente entre instituciones culturales de diversas ciudades: “Haus der Kulturen der Welt” y “Zink Galerie” en Berlín, “Sprengel Museum” en Hanover, “Akademie Schloss Solitude” en Stuttgart, “Christopher Grimes Gallery y 18th Street Studio” en Los Ángeles y “Dejavu/Nosadella” en Bolonia

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La pieza

Después de meses de producción, decenas de performances de filmación en vivo, construcción de múltiples sets e incontables horas de edición, el proyecto finalmente se materializa en algo tangible. La pieza consta de dos versiones audiovisuales: un largometraje que se presenta en festivales de cine y una instalación de siete canales de video, acompañada por dibujos y utilería de la película, cuyo destino son las aulas de museos y galerías. Esta última ha sido presentada en Holanda, Estados Unidos, Alemania, Italia y ahora toca el turno a México. THE LOST se exhibe en el MUAC (Museo Universitario de Arte Contemporáneo) hasta principios de septiembre.

Conoce más sobre el proyecto en este enlace y no pierdas la pista sobre los horarios y fechas para funciones musicalizadas por orquesta en vivo en el sitio del MUAC. Te dejamos con un video de Reynolds y su equipo en filmación y montaje del proyecto.