Hace poco, Narratively publicó un extenso artículo de Dusica Sue Malesevic sobre el inventor Dr. David Edwards, un científico cuyos recientes experimentos con comida de alta tecnología están siguiendo los pasos de Ferran Adrià en la gastronomía molecular, con la diferencia de que el popular chef catalán se centró en la propia comida con la creación de sus espumas, mientras que Edwards está reimaginando las herramientas y procesos que utilizamos para consumir la comida con Le Whaf, una tecnología que el catedrático de Harvard ha inventado para crear vapor de comida y que te permite inhalar cualquier alimento a través de una pajita especial truncada.
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El invento desarrollado en el 2012 "utiliza tecnología de ultrasonido para crear ondas de presión que producen un vapor con gotitas intercaladas". Los habituales de los bares pueden así "sorber" el contenido de un vaso lleno de humo con ayuda de la pajita. Para la exposición de presentación, Edwards invitó a cuatro chefs a que probaran su tecnología, ofreciéndoles "sushi inmaterial y pato a la naranja". Ya habíamos oído hablar de esencias de comida vaporizada antes, pero nunca de una comida entera vaporizada.El artículo sigue detallando otras invenciones dignas de científico loco, como Le Whif, un inhalador de dulces ligeros que emite partículas de comida sin ninguna caloría, o el AeroShot, un inhalador de cafeína que fue prohibido en los EE UU.Edwards también ha diseñado WikiPearl, un envoltorio para comida biodegradable que no contiene plástico, y fue el mentor de los creadores de oPhone, el nuevo sistema para enviar esencias del que te hablamos en junio. Incluso ha creado un espray que hace que los usuarios se sientan intoxicados por un breve segundo. Nos sorprende que todavía no se haya aventurado a entrar en el territorio de Willy Wonka para intentar crear chicles multisabor.Según Malesevic, "Edwards cree que la gastronomía molecular es mucho más que una moda pasajera, y no está llevando sus productos a restaurantes elitistas, sino al mercado comercial". Obviamente, nos encantaría pasar por el supermercado de la esquina y poder comprar un espray que sabe a una paella de bogavante digna de estrella Michelin, pero nos queda la duda: ¿aunque sorber o inhalar nuestra comida nos pueda saber exquisito, conseguiremos calmar con ello nuestro insaciable apetito?
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